La prestación del Servicio Militar en Cuba ha entrado en una nueva fase. Los argumentos de un joven habanero de 18 años que se niega a cumplir con el "honroso deber de servir con las armas a la patria", según el artículo 64 de la Ley 75 de Defensa Nacional, por estar en contra de la dictadura, pone en jaque a las fuerzas armadas del régimen.
Osmel Rubio se ha declarado Objetor de Conciencia, por lo que ha sido amenazado, detenido, secuestrado e interrogado. Sin embargo, lo que realmente parece preocuparle a la Seguridad del Estado son sus relaciones con activistas y opositores, y que el joven haya hecho pública su decisión de no empuñar las armas.
Sucede también que Osmel, fue uno de los que a finales del pasado mes de noviembre se plantaron en la sede del Movimiento San Isidro exigiendo la liberación del joven rapero contestatario Denis Solís, a quien el régimen castrista condenó días antes a ocho meses de cárcel en un juicio sumario, alrededor de 48 horas después de haber sido secuestrado por la Seguridad del Estado.
En la Isla, desde que los jóvenes cumplen 16 años, tienen la obligación de formalizar su inscripción en el Registro Militar, según el artículo 77 de la mencionada Ley. La no presentación a pasar el Servicio Militar Activo, "el verde", como coloquialmente es conocido entre los cubanos, incluye desde amenazas hasta sanciones penales, como podría ocurrirle a Osmel de no desistir de su objeción de conciencia.
Esta decisión personal, tomada por el régimen como un intento grave de socavar una generación harta y asqueada de décadas de represión y miseria, no cuenta en Cuba con respaldo legal.
La Constitución de la República pregona que la prestación del Servicio Militar es un deber ciudadano. En su artículo 54, donde se defiende la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, indica que la objeción de conciencia no se puede invocar para incumplir con la ley o hacer que otros la subviertan.
Durante las últimas semanas, luego de lo sucedido con el MSI, cada uno de los huelguistas ha sido acosado, a algunos les han realizado actos de repudio y a otros los han tenido bajo vigilancia policial diaria, haciéndoles permanecer en reclusión domiciliaria sin que sobre ello pese proceso legal alguno. En el caso de Osmel, quien vive con su madre y su hermana, se ha dado el caso de detenerlo ridículamente cuando se disponía a salir de su casa a buscar el pan.
Hace unos días desde su perfil de Facebook, Rubio exhortaba a los jóvenes cubanos a que se negaran a empuñar armas, a pesar de que esta sola convocatoria pudiera ser suficiente para que el régimen lo llevara a prisión, y no sería el primero, pues durante décadas, decenas de jóvenes, sobre todo cristianos, han conocido la cárcel solo por negarse a cumplir con el Servicio Militar, tal y como sucede en estos momentos con el adolescente Oscar Kendri Frial, en espera de juicio en el Tribunal Provincial de Santiago de Cuba.
El debate está sobre la mesa hace varios años, ¿debería actualizarse todo lo referente al Servicio Militar Activo, que lejos de ser Activo, es Obligatorio? ¿Cuba necesita realmente una Fuerza Armada que gaste anualmente una porción importante del Producto Interno Bruto (PIB) en armas, municiones, preparación e impedimenta? ¿Existe una amenaza real de invasión por algún ejército extranjero? ¿Podrá Osmel Rubio como objetor de conciencia ganar esta batalla?
Cuba tiene que cambiar, para bien de su gente, y el Servicio Militar debe desaparecer, o por lo menos dejar de ser obligatorio.