Así sobreviven los animales en el zoológico de la Isla

Unas pocas iguanas, tres monos, una jicotea, un cocodrilo y un viejo león sin dientes, sobreviven en precarias condiciones en el parque zoológico de la Isla de la Juventud.
León del zoológico dce Isla de la Juventud, Cuba. /Foto: ADN CUBA
 

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ISLA DE LA JUVENTUD. — Muchos pineros ni siquiera saben que existe un zoológico en la Isla de la Juventud. El parque Julio Antonio Mella es hoy una zona de destrucción y abandono, donde a duras penas sobreviven unas pocas iguanas, tres monos, una jicotea, un cocodrilo y un viejo león sin dientes; que parecieran depender— ante la usencia de leyes que los protejan— de la sensibilidad personal de “alguien” que les impida correr la misma suerte del resto de los animales que una vez habitaron el lugar.

Hace casi veinte años los pineros recibieron con alegría la noticia de la construcción del zoológico en el territorio, donde las opciones recreativas siempre fueron bastante escasas. Con una variada oferta gastronómica y jardines bien cuidados el Parque Zoológico se convirtió en uno de los sitios favoritos de muchos habitantes de esta pequeña ínsula. La afluencia de visitantes era constante y llegó a ser sede de eventos de carácter nacional relacionados con la flora, la fauna y el medioambiente en general.

Pero con el paso del tiempo— muy poco en este caso— las ilusiones iniciales se perdieron en la incapacidad de la Empresa Municipal de Servicios Comunales, encargada de la administración de la institución. Primero desaparecieron las ofertas gastronómicas, hasta llegar al punto en que los visitantes tenían que llevar su propia merienda y hasta el agua si querían permanecer unas horas en el lugar. Las rejas de las jaulas y las cercas perimetrales se fueron oxidando ante la falta de mantenimiento, la señalética inicial fue siendo sustituida por carteles improvisados sin el menor rigor estético ni ortográfico, el marabú se adueñó de gran parte de las praderas y lo más lamentable de todo: los animales comenzaron a morir por falta de atención médica y de alimentación adecuada.

A pesar de que muchos pineros plantearon sus inquietudes por el peligro para la vida de estas valiosas especies, no lograron sensibilizar a las autoridades gubernamentales durante más de una década. El abandono y el olvido se adueñaron del espacio.

Recientemente, y luego de años de intentarlo, un grupo de artistas pineros ha logrado que se les apruebe un proyecto de reconstrucción, que incluye áreas para la venta de plantas ornamentales, un campo para montar ponis, un jardín botánico, parques temáticos infantiles y un campo de tiro deportivo. Una idea ambiciosa y necesaria, prevista para estar terminada en dos años, pero que ya comienza a presentar incumplimientos en su plan de ejecución.

Las demoras y trabas burocráticas en la entrega de los materiales de construcción por parte de las entidades involucradas, son ahora el escollo a vencer por parte de los artistas contratados para la recuperación del parque.

 

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