Ante una pandemia jamás vista en la historia de Cuba y una crisis económica y social que se eterniza, los cubanos sacan una vez más un conejo de la chistera y se salvan utilizando el ingenio, en esta ocasión con las redes sociales.
Grupos de WhatsApp de toda Cuba reúnen a miles de personas dedicadas la mayor parte del día a buscar soluciones a sus problemas, ante la ineptitud de un gobierno que cada vez pone las cosas más difíciles mientras descarga la culpa en el enemigo.
Grupos de trueque de alimentos y productos, de compra online, de juego de bolita y hasta de medicinas se han hecho populares en Cuba y gran parte de la población ya no puede vivir sin ellos.
Larisa Mendoza, de 28 años y natural de Jaimanitas, se levanta de madrugada, enciende el móvil y se conecta para ser uno de los primeros usuarios para comprar en la tienda virtual.
“Estoy suscrita a tres plataformas que me abastecen de lo que necesito: La Pesca, Villa Diana y Tu envío, donde compro a precio de estado el combo que ofertan en el día, mayormente pollo, picadillo, aceite, puré de tomate, detergente… es como si amaneciera en una cola en la tienda, pero con la diferencia que estoy sentada en la sala de mi casa tomándome un café. Luego viene un taxi y me trae lo que solicito. El pago lo realizo a través de mi tarjeta, por Transfermóvil, así mantengo mi despensa llena y el excedente lo vendo a precio de calle, y recupero el dinero invertido”.
“Precio de calle” significa cinco veces el valor del producto en la tienda. La escasez galopante y la hambruna colaboran en la salida rápida de los productos. Miles de personas como Larisa compran a través de los grupos online en un comercio grupal que no se detiene un minuto.
Otros grupos de WhatsApp con mucha afluencia en línea son los de trueque, compuestos por la gente de menos poder adquisitivo para intercambiar productos como una solución a sus necesidades.
Yenia, que reside en Altahabana y es madre de un niño de ocho años, dice que el gobierno le quitó la leche por la libreta cuando cumplió los siete y todos los meses cambia parte de su cuota de arroz por ese importantísimo producto, necesario para el crecimiento.
“El arroz está sumamente escaso y en estos momentos es uno de los productos de mayor demanda. Una libra de arroz vale 50 pesos y a mí me sobra el de la cuota porque mi hermano, que vive en una zona arrocera de Pinar del Río, todos los meses me manda un saco. Con ese arroz me salvo. Lo vendo o lo cambio por otros productos necesarios, como leche, detergente, carne”.
Cuenta Yenia que descubrir este grupo de WhatsApp le ha resuelto muchos problemas.
“Lo conocí por una amiga que es fundadora de esa plataforma digital y allí he encontrado cosas que ni con dinero podía hallar. La gente busca alimentos y productos de aseo, pero puedes encontrar de todo y establecer relaciones comerciales inauditas. Es la única forma de lidiar con esta crisis que parece no va a terminar nunca”.
Como Yenia, muchas madres de estos grupos ponen anuncios y solicitudes de trueques. Marc 2020 cambia arroz por lentejas, el usuario Jackie Chan cambia cinco picadillos de res por cinco latas de leche evaporada, Gaby cambia un paquete de toallitas húmedas de 120 unidades y necesita dos paquetes de detergente, Lucy La dura cambia una caja de cerveza Cristal por un queso gouda. Las actualizaciones diarias de estos sitios muestran un tipo de comercio que un año antes parecía irreal.
En el caso de los fanáticos del juego de bolita, no solo en WhatsApp, también en Telegram y en Facebook, crecen los bancos virtuales mientras que los recogedores actualizan las listas de jugadores y sus números a medida que se acerca la hora de los tiros: Florida, Pensilvania, Nueva York, Georgia y New Jersey.
Los bancos compiten entre ellos ofreciendo mejores pagos a los números fijos, corridos, parlay y centena, insertando propagandas y memes llamativos en los que incitan a jugar por saldo telefónico, o por tarjetas magnéticas, sin necesidad que los fanáticos se muevan de sus casas.
Pero los grupos de mayor concurrencia en línea son los que ofertan o intercambian medicinas. Un verdadero alivio para las personas enfermas, por la escasez y la dificultad de conseguir medicamentos en las farmacias reales.
El grupo de WhatsApp La Farmacia de Cuba tiene en estos momentos 66 mil 259 miembros, con solo una semana de creado, y más de 2000 usuarios permanentes en línea.
Oferta un abanico de antibióticos, analgésicos, antidepresivos y relajantes que solo en sueños pueden encontrarse en una farmacia en la calle.
Hay quien solicita medicinas especiales, otros venden surtidos de píldoras y algunos ofrecen lo que tienen, para intercambiar por lo que necesitan: vitamina B12 por heparina sódica en bulbo, ranitidina en ámpula por rocefín, sondas vesicales por amoxicilina infantil en suspensión.
Kitty cambia un blíster de alprazolam y una cajita de óvulos de clotrimazol por amitriptilina y Ventas Habana parece querer competir con la farmacia de la clínica internacional Cira García, al mostrar un amplio surtido en existencia que contempla vitamina A, atenolol, glibenclamida, amlodipino, penicilina cristalina, mebendazol, dinitrato de isosorbida y otros muchos medicamentos que más que brillan por su ausencia en las farmacias de todo el país.
El cubano no se detiene ante ninguna crisis. Mientras el gobierno realiza malabares para sostener su maltrecha economía y niega el oxígeno a la población con medidas represivas, a través del teléfono celular resuelven el arroz y la leche de sus hijos, y los medicamentos para sus dolencias. Descubrieron que del régimen ya no pueden esperar absolutamente nada.