La actriz Lynn Cruz criticó este 29 de marzo al sistema de salud cubano, envuelto en tal abandono, que pone en peligro la vida de aquellos que debería proteger.
En su caso, se trata de su padre, diagnosticado de gripe y otras afectaciones en la provincia de Matanzas, quien está ingresado en el Hospital Provincial Faustino Pérez y debe permanecer allí junto a enfermos de COVID-19.
Según Cruz, debido a que el hospital no puede garantizar las medicinas que necesita, decidió llevárselo a casa, pero las autoridades le advirtieron que, si lo hacía, su padre sería multado (2000 pesos) por el delito de propagación de epidemia.
El anciano de 81 años, casi sin movilidad, no ha salido de su casa en todo lo que va de esta epidemia y ya obtuvo resultado negativo por prueba PCR. Aún así, debe permanecer con los otros enfermos, a expensas de un contagio real.
Denuncias como esta son cada vez más frecuentes. El sistema de salud cubano, golpeado por 30 años de crisis sistémica, ahora se ve sometido a grave estrés debido a la pandemia. Las salas no dan abasto, el personal administrativo está poco calificado, y hay desorganización.
Las irregularidades no se detienen aquí: también escasean los medicamentos, las ambulancias, los balones de oxígeno y el estado constructivo de los hospitales deja mucho que desear.
Por ejemplo, la periodista Yadianny María Rojas denunció a través de sus redes sociales la “bochornosa e irresponsable situación” a la que están sometidas las pacientes con cesárea, ingresadas en la sala de Puerperio Quirúrgico del Hospital General Universitario "Vladimir Ilich Lenin" de la provincia de Holguín.
“Una pena de que el nombre de esta prestigiosa institución holguinera, orgullo de la medicina en nuestro territorio y con una cantera de excelentes profesionales de la salud, se vea manchado por la irresponsabilidad, el descuido, la indolencia, la falta de control y de gestión”.
Las imágenes muestran el estado de los baños de uso común para toda la sala donde: de los seis lavamanos ninguno se encuentra disponible, de los seis inodoros sólo uno se puede utilizar, los contenedores de basura permanecen abiertos y en condiciones bastante antihigiénicas… La lista sigue.
Mientras tanto, el 26 de marzo se supo que Yamilian Tamayo, una cubana que llegó a la isla procedente de Rusia con coronavirus, murió en un centro de aislamiento por falta de una ambulancia.
El doctor Alexander Jesús Figueredo compartió en redes sociales algunos pormenores del caso. Tamayo, de 47 años, tenía varias comorbilidades y al llegar a Cuba, fue detectada con la temible enfermedad luego de practicársele un test rápido en el aeropuerto.
Inmediatamente, la enviaron a un centro de aislamiento, donde no había condiciones mínimas, tanto de higiene como para impedir la propagación del virus.
Estuvo allí por 5 días; el 23 de marzo le llega su PCR, el cual da positivo a la COVID-19. Las autoridades llaman la ambulancia para su traslado a un hospital, pero el automóvil no tenía combustible.
Pronto Yamilian comenzó con un cuadro respiratorio aparatoso y no había ni oxígeno para ella. La ambulancia llegó sobre las 2:00 p.m., cuando ya había fallecido.
La televisión cubana también ha reportado deficiencias en el servicio en Guantánamo y Granma, al menos durante el año 2020. No es casualidad que estos reportes vengan de la zona oriental de la isla, una de las más pobres y olvidadas.