El periódico español El Mundo dedica toda una página a la historiadora hispanocubana Carolina Barrero, víctima del aparato represivo castrista por su persistente e imaginativo activismo, que no se ha detenido a pesar de la persecución.
Este 19 de marzo Barrero amaneció con un auto de la policía en las afueras de su casa, una práctica habitual de intimidación utilizada por el gobierno, pero no ha sido la primera vez que le ocurre y, probablemente, no será la última.
El "delito" cometido por esta joven fue utilizar la imagen de José Martí, “apóstol” de la independencia, para denunciar la doble moral en la vida pública que engendra un sistema totalitario. Barrero parafraseó uno de sus poemas para incluir un interrogante propio: “Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. ¿O son una las dos?”.
Barrero imprimió la postal, lo que según el gobierno de Miguel Díaz-Canel, es un delito. “Es un Martí hecho de estrellas, con el trazo de la ternura y del ensueño. No hay una pizca de ofensa en ese dibujo, es todo respeto e ilusión. Este impreso no es desorden público”, explicó la artista a través de sus redes sociales sobre la camiseta donde aparece el Martí estrellado y la frase.
Aunque, en realidad, lo que está detrás de esta persecución aparentemente ridícula es un sistema con fobia a todo lo que hable y piense más allá de los límites del Estado, recuerda la historiadora del arte a El Mundo.
Las fuerzas gubernamentales también informaron a la artista en febrero de que su expediente es secreto, por lo cual no puede recibir asistencia jurídica pese a que se juega hasta un año de cárcel.
El gobierno le ha dado la posibilidad de volver a España, pero Carolina persiste en vivir en su otra patria. Una docena de intelectuales suscribieron poco después una carta abierta en apoyo de Barrero, en la que reclaman al Estado cubano que retire los cargos en su contra y que frene de forma inmediata el acoso.
La historiadora hispanocubana ha participado en las protestas surgidas desde el Movimiento San Isidro (MSI) y en la histórica jornada del 27 de noviembre, cuando más de 200 artistas e intelectuales cubanos se plantaron frente al Ministerio de Cultura en La Habana para protestar por el asedio que sufrían Luis Manuel Otero Alcántara como otros jóvenes en la sede del MSI y para exigir diálogo.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) calcula que en febrero se produjeron 373 acciones represivas contra activistas de derechos humanos y periodistas independientes, de las cuales 120 fueron detenciones arbitrarias, 16 de ellas con uso grave de violencia.
Ya en el año 2020 documentaron 1798 detenciones arbitrarias y 1647 retenciones forzosas de activistas en sus casas, una especie de cárcel en tu propio hogar.