Cubano opositor a Lukashenko y al castrismo, en riesgo de ser deportado desde Bielorrusia

Roberto Valdés vive desde hace 30 años en Bielorrusia y siempre ha sido opositor del castrismo y el régimen de Lukashenko. Ahora lo quieren deportar, supuestamente, porque se venció su pasaporte
Roberto Valdés
 

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El 8 de noviembre fue detenido en Bielorrusia el diseñador cubano Roberto Valdés Casanueva, quien ha vivido en ese país de Europa Oriental durante 30 años. Debía ser puesto en libertad el 23 de noviembre.

Durante los últimos 3 días de su encarcelamiento en el Centro de Aislamiento de Delincuentes de la calle Okrestina, el cubano estuvo en la misma celda que el artesano bielorruso Vadim Sukhoidz.

Sukhoidz fabrica suvenires de madera, arcilla y cuero y fue detenido junto a su hijo mayor cuando toda la familia escuchaba un concierto el 19 de noviembre. Estuvo 15 días detenido y al ser liberado, contó a Svaboda todo sobre su arresto y su encuentro con el cubano.

“Un hombre guapo de pelo largo, mayor de 50 años, entra a la cámara, nos estamos conociendo. Dice: ‘Soy Roberto’. Inmediatamente supuse que se trataba del mismo cubano, diseñador gráfico, sobre cuya detención había leído en Nasha Niva (periódico digital bielorruso independiente). Nosotros hablamos”.

“Admitió que, desde mediados de la década de 1990, no aceptaba a Alexander Lukashenko, diciendo que Bielorrusia está repitiendo lo mismo que sucedió en Cuba: dictadura, reacción dura. Nos dijo que el Che Guevara no es un héroe, que esto es propaganda y que ese Che Guevara es en realidad el asesino que disparó a los prisioneros. Cuando Fidel Castro llegó al poder, prometieron realizar elecciones justas, pero, de hecho, nunca ha habido elecciones democráticas en Cuba”, relata Vadim de sus conversaciones con el cubano.

Roberto les contó su historia a los presos: Egresado de la Academia de Artes de La Habana. Se casó con una mujer bielorrusa hace más de 30 años en Cuba. Pero su esposa tuvo que regresar a casa para cuidar a su madre enferma, y Roberto también vino a Bielorrusia. Estuvo casado tres veces, ahora está divorciado. Tiene tres hijos: dos adultos y un menor y es miembro de la Unión de Diseñadores de Bielorrusia.

Roberto dijo que durante mucho tiempo había querido cambiar su ciudadanía cubana a bielorrusa. Pero fue rechazado constantemente. Tiene un pasaporte vencido. El cubano sabe desde hace mucho tiempo que se enfrenta a la deportación.

“Si es deportado, estará en prisión en su tierra natal por muchos años. Al final, Cuba reconoce a Lukashenko, y tan pronto como Roberto Casanueva se opuso a Lukashenko, se opuso también a Cuba”, dice Vadim.

Ahora las autoridades bielorrusas se niegan a extenderle el permiso de residencia y según relata Vadim, el diseñador tiene problemas de la vista, con un alto grado de hipermetropía.

“Le quitaron las gafas, no puede leer, no puede dibujar. Imagínese lo difícil que es para él como persona creativa: no tiene nada que hacer. Además, sus familiares le enviaron una carta, pero por alguna razón los carceleros solo le dieron un sobre, pero la carta en sí no. Esto es solo una burla”, dice el artesano.

Vadim afirma que tienen pocas esperanzas de que Roberto sea liberado aun cuando lleva 15 días en prisión.

Según la legislación bielorrusa, una persona en peligro de deportación puede permanecer arrestada durante bastante tiempo, hasta que se redacten los documentos necesarios.

En cuanto a su arresto y detención, Vadim Sukhodz dijo que el 19 de noviembre él y su familia salieron de casa para escuchar el saxofón en el patio de la calle Panchenko. Una de las hijas (en una familia de seis hijos) se quedó en casa y, después de leer en el canal Telegram que la policía de tránsito estaba bloqueando la carretera cercana, llamó urgentemente a sus padres y lograron advertir a los músicos.

“Los músicos primero se escondieron en la puerta de al lado, y luego resultó que estaban escondidos en su apartamento por un hombre que nunca deja entrar a nadie a su casa. Ni siquiera permite que los amigos de su esposa lo visiten. Pero dejó entrar a extraños, les invitó a tomar té y luego, cuando se quedaron, los sacó a salvo”, recuerda Vadim.

Pero los espectadores no tuvieron tiempo de escapar, llegó un autobús blanco con antidisturbios. Primero, detuvieron al artesano y a su hijo de 23 años, lo golpearon en la cara con una rodilla y lo subieron a un autobús. El padre se apresuró a proteger a su hijo, se lo llevaron y la esposa fue al autobús para proteger y apoyar a ambos. Como resultado, el padre y el hijo recibieron 15 días y la esposa fue multada.