“Estados Unidos no va a permitir que los represores de la dictadura cubana se aprovechen del sistema financiero del país”, aseguró este 30 de septiembre a medios independientes el Subsecretario de Estado Adjunto de Estados Unidos, Jon Piechowski.
Las nuevas sanciones de la Casa Blanca “forman parte de la presión que Estados Unidos quiere aplicar al régimen de La Habana, no solo por su represión contra el pueblo cubano, que es un hecho desde hace más de 60 años, sino también por la relación parasitaria con Venezuela”, agregó el funcionario.
Aunque el funcionario no especificó si se preparan nuevas sanciones para las próximas semanas, sí aseguró a Cubanet que la política del país ha sido muy consistente en los últimos años.
Este 30 de septiembre en la mañana el Departamento del Tesoro sancionó al general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, cercano a la familia Castro y jefe del conglomerado empresarial adscrito a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) del régimen cubano.
López-Callejas es presidente de GAESA, una dependencia de los militares cubanos con dominio sobre infraestructura hotelera, agencias de viaje, fábricas y empresas de servicios en todo el país. Expertos consideran que aporta la mayor parte de los ingresos del régimen.
Al conocer la noticia, el abogado de la Alianza para la Libertad Global (GLA, en inglés), Jasón Poblete, aseguró: "esto es lo que habíamos pedido desde hace cuatro años, sanciones a funcionarios de alto rango en las empresas propiedad del Estado".
De acuerdo con Piechowski, “todos los bienes, activos e intereses” a su nombre que estén sujetos a la jurisdicción norteamericana quedan bloqueados. Asimismo, “las personas y compañías” bajo jurisdicción estadounidense no podrán realizar transacciones que lo involucren.
El Tesoro ya había sancionado a Caroil Transport Marine Ltd., con sede en Chipre, y Trocana World Inc. y Tovase Development, con sede en Panamá, encabezadas por Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas, hermano del general.
Desde el inicio del mandato de Donald Trump, Washington ha sido implacable con La Habana y ha dado una vuelta de tuerca a la política más flexible de la administración Obama que intentó socavar al régimen cubano a través de métodos menos frontales.
En tal sentido, el 23 de septiembre Trump anunció nuevas medidas contra el régimen castrista, que restringen el alojamiento en ciertas propiedades en Cuba; importación de alcohol y tabaco de origen cubano; asistir u organizar reuniones o conferencias profesionales en Cuba; y participar y organizar determinadas presentaciones públicas, clínicas, talleres, concursos y exposiciones en la isla.
