Platos fuertes del Festival de Cine de La Habana: censura y propaganda
La cita con el cine de la región se ha convertido en un espacio para la propaganda del régimen ante los ojos del mundo
Creado: December 12, 2024 12:13pm
Actualizado: December 12, 2024 3:17pm
El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se inauguró en diciembre de 1979. Para la primera edición el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) se convocó a más de 600 cineastas latinoamericanos. Desafortunadamente, hoy, la cita que se reconocía como una de las más importantes del séptimo arte en la región, va perfilándose más como un espacio de propaganda y de censura a aquellas películas que cuenten la realidad de Cuba.
Ya lo denunciaba hace unos días la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) en un comunicado que compartió a través de sus redes oficiales: el Festival también llegaba este 2024 con flaquezas, deudas y mutaciones.
"Luego de 44 ediciones, la que fuera gran cita de los cineastas del continente se encuentra emplazada por la grave fractura que define al cine cubano del presente. Un panorama marcado por el continuo éxodo de sus más jóvenes creadores, un cine que recorre el mundo y obtiene premios, pero que rara vez puede apreciarse al interior del país", comienza exponiendo la carta, firmada por el grupo de representantes de dicho gremio.
De acuerdo al texto, la ACC ha colocado en el centro de su atención el tema de la censura y las políticas públicas de control y exclusión que desde hace décadas empañan la producción audiovisual de la isla, sobre todo la referida a la gran pantalla.
Esta semana aumentaron las denuncias de realizadores y cineastas cubanos en plataformas digitales sobre prohibiciones, cintas no programadas en la muestra o "apagones" justo a la hora de exhibir materiales "incómodos".
"Ya están en el cine para ver Parole, pero está programado un apagón!", manifestó este jueves el cineasta y comunicador Lázaro J. González en su perfil de Facebook.
Minutos después el propio artista, residente en Estados Unidos, agregaba: "Finalmente, Parole se pudo ver sin que se fuera la electricidad. Ahora falta por ver Matar a un hombre, de Orlando Mora Cabrera, y muchas otras películas cubanas que deberían verse más de una vez".
El material de Mora, sin embargo, no pudo correr la misma suerte, como hizo saber su autor: "Ayer recibí una llamada desde Programación del Festival de Cine de La Habana. Me confirmaban que a las 8:00 p.m. se proyectaría Matar a un hombre en el Cine Acapulco. Menos de una hora después, llega la contraorden. En otra llamada me explicaban que no era posible incluir el corto -de 12 minutos de metraje- en esa tanda y quedaba suspendida la exhibición."
El cineasta explicó que este miércoles las instancias pertinentes habían publicado el programa del evento de cine hasta el 12 de diciembre y su película "seguía sin aparecer". El cortometraje, que forma parte del catálogo de Cuba en Corto 2024, un stand de cine cubano con presencia en el Mercado del Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand, ha tenido dos intentos fallidos de exhibición; ambas funciones fueron suspendidas por falta de electricidad en esta edición del festival.
Matar a un hombre y Parole son solo dos de los más de 30 títulos que aparecen en una lista (publicada por la ACC) de cintas realizadas en el 2024, o en tiempos cercarnos, que incluye animaciones, documentales y obras de ficción, muchas de ellas reproducidas y premiadas en festivales y otros eventos internacionales, a pesar de lo cual la gran mayoría de estas obras esperan por su momento de exhibición comercial y regular en las salas de cine cubanas.
Pero frente a los problemas de censura y de las limitaciones que vive el gremio de cineastas en la isla, el discurso del oficialismo intenta negar esta realidad. Exportar una imagen de "apertura, libertades, respeto a los realizadores y diálogo" es una de sus estrategias clave, que cada año se refuerza con reuniones y "charlas" entre los altos mandos de la dictadura y los "invitados correctos" al Festival.
Justo esta semana los medios de propaganda de la dictadura anunciaban una reunión a puerta cerrada, en el Palacio de la Revolución, de Miguel Díaz-Canel con cineastas, productores y realizadores de una decena de países que participan en la edición 45 del Festival de Cine.
En el encuentro el dictador cubano describió el festival como "un promotor de la cultura y la identidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, descolonizador y contrahegemónico". Junto a Díaz-Canel aparecieron el cineasta y político argentino Tristán Bauer, exministro de cultura de esa nación; Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas; Alexis Triana, actual presidente del Icaic, y Alpidio Alonso, Ministro de Cultura de Cuba. Algunos actores y otros funcionarios de la isla también estaban.
Poco tiempo después de ventilado la cita, las reacciones aparecieron en las redes sociales: "Asesinos, golpeadores, censores. No hay un plano que sirva en la obra de los que salen ahí. Ninguno hace cine, todos locos soñando por jugar a los guerrilleros y 0 cine. A los que van de visita qué rico que se tomaron su mojito y jugaron al faro de la luz de América Latina", escribió el cineasta Carlos D. Lechuga (Melaza, Generación, Vicenta B., Santa y Andrés) en un post de Instagram.
En la declaración publicada hace poco más de una semana por la Asamblea de Cineastas Cubanos, sus miembros señalaron que han convocado varias veces a las autoridades políticas y culturales del país para sostener una discusión sobre los problemas de la nación y su relación con la creación artística y el cine y ha sido en vano. "La respuesta ha sido el silencio, violando incluso lo que nuestra constitución establece",dijeron.
El propio Lechuga comentó en exclusiva para ADN Cuba acerca de la reciente reunión de las autoridades del régimen con los invitados al evento internacional .
"En este momento en Cuba las cárceles están llenas, el que trate de expresar su descontento en las calles o en las redes es golpeado y arrastrado a una celda. El gobierno ha separado a las familias cubanas, no tiene la capacidad de asegurar una salud, alimentación o vida digna. Los que están en el poder han silenciado y censurado a cualquier voz que diga la verdad. Para colmo de males están usando el dolor del pueblo palestino para hacer propaganda y limpiar la pésima imagen que ya tienen ante el mundo. Cómo es posible que alguien vaya a sentarse frente a Díaz Canel como si nada de esto estuviera pasando? Dónde esta la dignidad? Hay que estar muy ciego", dijo el guionista y director de cine cubano, de 41 años.
En medio de la crisis política, económica y de represión de derechos humanos que vive la isla, el Gobierno decide realizar el Festival de Cine, una cita que desvía miles de dólares para su realización, que a su vez se traducen en miles de dólares menos para contingencias necesarias en la realidad del cubano como son la alimentación, la salud y servicios básicos que escasean.
"Es el peor momento para el cine cubano. El mundo entero mira el horror de Milei con el cine argentino, pero nadie acompaña a los cineastas cubanos, que llevan años pidiendo cambios y libertad creativa. El festival se ha convertido en una feria agropecuaria contraria al pensamiento y trata de silenciar el dolor de Cuba. Hay quien por temor a tener menos defiende esa feria de falsedades", agregó Lechuga para nuestro medio.
Sobre lo que fue y es hoy el evento de renombre en el continente, comentaba también en sus redes la activista y cineasta Kiriam González, recientemente galardonada en EE.UU. con un premio Emmy por su serie Ser Trans.
"Por qué insisten en hacer un festival internacional de cine sin las mínimas condiciones, servicio eléctrico, cines, equipos e instalaciones adecuadas? La tarima , los quioscos, los baños públicos móviles que pusieron en plena avenida 23 en las puertas del ICAIC son realmente una afrenta al festival que tuvimos, el hedor a orine y heces fecales mezclado con aroma de pollo frito, llegaba a las puertas del oscuro cine 23 y 12", se lee en Facebook.
En el comunicado que compartió la ACC antes de la inauguración del deprimido Festival, recalcaban que "no puede concebirse un cine nacional ignorando las contradicciones del país que lo produce. Cientos de cineastas cubanos ya no viven ni trabajan en Cuba".
En la actualidad, son muchos los cubanos que hacen cine sobre Cuba, aunque lejos de ella. "Pero la realidad es que el cine cubano, los cineastas jóvenes, nunca han estado tan acorralados. Los pocos invitados que han ido se montarán en sus aviones creyendo que son parte de algo y los locales volverán a la lucha diaria, a tratar de emigrar, por que allí es imposible vivir. Muy duro los tiempos de falsedades que hay que vivir", sentenció Lechuga.
Mientras tanto, las pocas salas de cine que quedan funcionando en la capital cubana proyectarán los 110 filmes en concurso -89 menos que el año pasado-, provenientes de 42 países, entre ellos, Cuba, México, Venezuela, Argentina y España.