Ekaterina Smolentseva es una enfermera rusa que desde hace cinco años vive en el Principado de Andorra. Cuando inició la crisis por el nuevo virus, y conociendo del colapso en el hospital y el cansancio que debía estar experimentando el personal sanitario, acudió a la sede de recursos humanos del Servicio Andorrano de Atención Sanitaria (SAAS).
Llevaba en la mano su certificación que la acredita como profesional del sector, y les aseguró su disponibilidad para incorporarse a trabajar. Nunca recibió respuesta.
Desde entonces solo ha visto como contratan a personal de otros países, incluyendo a una brigada de cubanos que ha sido cuestionada por su “poca formación” en las habilidades necesarias para hacer frente a la pandemia.
“Contacté a los trabajadores del Hospital y les envié copia de mi diploma, traducido al catalán. No recibí ninguna respuesta. Ni siquiera para decirme: hemos recibido tu correo o simplemente gracias”, comentó Smolentseva a un diario local.
“No entiendo cómo es que han traído personas desde Cuba y a los que estamos aquí y podemos ayudar no nos dan la posibilidad”, dice.
Según la enfermera, que a ella no le dieran la oportunidad de ayudar podría ser porque le falta un documento, que no ha podido obtener desde Rusia. El protocolo de legalización en Andorra exige que se realice desde España y los trámites administrativos son excesivamente caros.
“Es cierto que no tenemos el diploma homologado, pero la situación es más o menos la misma en el caso de los cubanos”, argumenta.
Ekaterina considera que podría ser útil, aunque fuera como ayudante de enfermería, y consciente de las tareas que puede hacer. Relata que, aunque actualmente trabaja de administrativa, laboró durante 8 años en el Hospital Clínico Estatal N.31 de Moscú.
“Trabajaba haciendo endoscopias, estaba en el servicio de guardia, para atender urgencias. También laboré en una clínica privada y hacía de asistente de cirugía en traumatología y neurocirugía. De momento, sigo esperando y reitero que si me avisan, estoy dispuesta a trabajar y ayudar en lo que sea, porque es mi vocación”, refirió.
El SAAS dijo la semana anterior que parte del personal cubano que llegó al principado, en un lucrativo negocio para el régimen caribeño, tuvo que ser ubicado en puestos secundarios debido a que muchos cuentan con una insuficiente preparación.
Al parecer, quienes defraudaron a las autoridades europeas fueron los enfermeros de la isla, precisamente el área en la que la profesional rusa refiere tener experiencia.
Según el SAAS, aunque varios profesionales tienen experiencia aceptable, “hay una parte de la brigada que más que personal de enfermería son cuidadores”.
Por esa razón, una parte de los cubanos enviados por el gobierno de Díaz-Canel, fueron trasladados al Centro Sociosanitario El Cedro, que atiende a pacientes de geriatría y/o discapacitados. Allí hacen tareas “de segunda fila”, aseguraron fuentes de Salud.
La brigada médica cubana en Andorra, está integrada por 12 médicos y 27 enfermeros. En marzo, el grupo fue puesto en cuarentena luego de que uno de los miembros diera positivo al nuevo coronavirus. Según el Ministerio de Salud Pública de Cuba, al repetirle las pruebas se corroboró que “era negativo”.
El Principado de Andorra, un pequeño estado independiente ubicado entre Francia y España, aparece en los ranking como uno de los países con más muertos por millón de habitantes.
Andorra notifica hoy 717 casos de contagios y 36 fallecimientos y hace escasos días han implementado una desescalada del confinamiento con un formato que podría servir de modelo a otras ciudades y territorios.
Foto de portada: Yamil Lage/AFP