Virus del Papiloma Humano, vacuna y Papanicolau: cinco minutos pueden salvarte la vida

El Virus del Papiloma Humano (VPH) puede causar, entre otros, cáncer de cuello de útero. Una vacuna preventiva o una prueba Papanicolau, pueden salvarte la vida ante los peligros de esta Infección de Transmisión Sexual
Una vacuna puede prevenir el contagio con el Virus del Papiloma Humano. Se recomienda la vacunación de todos los niños y niñas de entre 11 y 12 años.
 

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Las historias van y vienen, todos hemos oído de la Prueba Citológica o Papanicolau, o que a alguien le dio Cáncer cérvico uterino… Son historias comunes que no lo deberían ser, porque la muerte no por universal deja de ser siempre una tragedia. Pocos imaginan, sin embargo, que detrás del Cáncer del cuello del útero se esconde el Virus del Papiloma Humano (VPH) como su causa número uno.

No es exclusivamente en el cuello uterino, el VPH, además, se relaciona con el Cáncer anal y Cáncer vaginal. En el caso del hombre es causa de Cáncer peneano. De igual modo su poder de inducir cáncer tampoco se limita a los órganos genitales, pues también es capaz de producir Cáncer de boca y garganta y Cáncer de piel. Su vínculo al cáncer es en sí mismo preocupante; ahora piense también que es la causa de los llamados Condilomas o Verrugas genitales, Verruga Plantar y las Verrugas vulgares, conocidas como “Ojos de pescados”.

Se conocen más de 200 tipos del Virus del Papiloma Humano, aunque no todos son igual de nocivos. Su contagio es por el contacto de piel con piel, incluido el contacto sexual vaginal, oral, y anal, por lo que es también una Infección de Transmisión Sexual. El uso del condón disminuye el riesgo de contraer el virus, pero no brinda protección completa porque no cubre toda la piel genital expuesta.

Está probado que en el caso del VPH, el grado de protección ofrecida por el preservativo es menor.  El riesgo de contraer el Virus del Papiloma Humano aumenta con el número de parejas sexuales, y con el número de nuevas parejas sexuales.

 

La aparición de lesiones genitales o anales en formas de múltiples verrugas color carne, abultadas o planas, de pequeño tamaño que tienden a estar agrupadas y generalmente indoloras son indicadores claros de infección por VPH  y debe acudir al medico para obtener su opinión especializada.

En el caso del Cáncer cervicouterino, comúnmente conocido como cáncer de útero, su localización anatómica es en el fondo de la vagina y solo es visible a través del examen con espéculo o visualización mediante colposcopia, un método que permite magnificar la imagen del cuello del útero y así detectar lesiones que escaparían a simple vista. Un signo habitual pero tardío es el sangrado vaginal irregular o después del acto sexual con penetración. En este caso es vital ser proactivo y realizar chequeos periódicos para detectar a tiempo las lesiones que indican puedan desarrollarse como cáncer.


La mayoría de los que quedan infectados nunca presenta síntomas y el virus desaparece en un periodo de alrededor de un año. Sin embargo, aquellos que padecen la infección persistente, están más expuestos a desarrollar las enfermedades relacionadas al virus. Tarda clásicamente entre 20 y 25 años desarrollar cáncer cervicouterino luego de la infección con el virus, mientras que el condiloma puede tomar desde unas pocas semanas a un año o más en aparecer. Esto hace difícil establecer la cadena de contagio.

Sin embargo, hay buenas noticias. La vacunación preventiva se realiza en niños y niñas alrededor de los 12 años de edad. Las mujeres de 21 a 65 años deben ser chequeadas mediante el test de Papanicolau cada 3 y 5 años respectivamente. Se trata de una toma sencilla e indolora de muestra de células del cuello del útero mediante un aplicador. Son cinco minutos que pueden salvar una vida.

 

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