El hijo de Rosalba Castillo tiene poco tiempo de vida, pero su madre no tiene dónde vivir dignamente con el pequeño mientras lo tenga con ella, a pesar de constantes reclamos al gobierno cubano para que atendiera su caso.
Rosniel Sánchez, como se llama, nació con una microcefalia que le provocó una parálisis cerebral. Hace poco debieron hacerle una traqueotomía y una gastrostomía. Tuvo la suerte de encontrar un funcionario sensible en el gobierno de La Habana que la ayudó a meterse en el laberinto de la burocracia castrista.
Pero a partir de ahí todo ha sido palabras y “peloteos”: el arte de confundir a los que piden ayuda entre promesas y evasivas que el régimen ha llevado a la perfección. Incluso escribió al diario oficialista Granma, pero no le contestaron.
Rosalba está desesperada y quiso denunciar su caso en los medios alternativos: vive en Calle A, entre E y D, reparto Cinco de Septiembre, provincia Pinar del Río.