Demóngeles: una historia de censura jamás contada

Demóngeles tomó La Habana por asalto en el año 2006. Estaba dispuesto a transformar la realidad de Cuba o desaparecer en el intento.
Demóngeles: una historia de censura jamás contada
 

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Demóngeles tomó La Habana por asalto en el año 2006. Estaba dispuesto a transformar la realidad de Cuba o desaparecer en el intento. Por esa fecha, había proyectos con una larga trayectoria. El grupo OMNI Zona Franca contaba con nueve años de experiencia. Su festival “Poesía sin fin” era un termómetro para medir la energía del arte, la poesía y la sociedad. Matraka iba por la 8va edición del evento Rotilla, que pronto se convertiría en el festival alternativo más importante del país. Los Aldeanos llevaban tres abriles encendiendo los escenarios. De hecho, habían grabado siete álbumes.

Por otro lado, el Movimiento de Hip Hop también venía pujando fuerte desde los noventa. Su inmensa mayoría la conformaban grupos independientes: artistas honestos y rebeldes, que se resistían a formar parte de las instituciones, a pesar de la creación de la Agencia Cubana de Rap, un organismo diseñado para dividir a los raperos y prostituir la poesía urbana.

Entonces, con un universo contracultural tan rico y diverso, ¿qué hizo Demóngeles para colocarse entre los proyectos de vanguardia? ¿Por qué llegó a encabezar la lista negra del gobierno, siendo después, el primer grupo que desaparecieron de la plataforma de proyectos independientes?

Vamos a intentar resumir la historia jamás contada del grupo que han querido borrar de la memoria colectiva del arte independiente cubano.

Demóngeles fue fundado por un grupo de amigos el 19 de mayo de 2006, en la isla Josefina, mismísimo centro del Bosque de La Habana. Por supuesto, la fecha en honor a Pepe: la piedra filosofal para las acciones demongélicas sería el pensamiento martiano. Eso sumado a la energía de Peter Pan y al idealismo de Don Quijote.

Este grupo ponía en un pedestal la cultura. Sin embargo, despreciaba el “artistaje”. Al arte, lo veían como un instrumento de denuncia. Por tanto, era un derecho irrevocable, sin necesidad de permisos institucionales. Demóngeles postulaba, en primer lugar, la necesidad de un arte libre e independiente, tanto a nivel de creación como de expresión, que incidiera directamente sobre los males sociales.

Para Demóngeles, no existía arte subversivo o políticamente incorrecto, lo subversivo y lo políticamente incorrecto era la realidad que pretendía cambiar, la mediocridad en la gestión del país, la corrupción, el engaño y los sueños rotos de un pueblo.

 

El grupo estaba conformado por células de trabajo, con planes de acción independientes y liderazgos rotativos. Es por ello que sus actividades son un abanico extenso que incluye arte, ecología, pedagogía y política. Todas en estrecho vínculo con la población, tanto para involucrarlas en la preparación de los eventos, como generando espacios de debate público.

En cinco años el grupo desarrolló cerca de 30 “mini festivales” infantiles en los barrios, que incluían competencias, juegos de participación, actividades deportivas, y las distintas manifestaciones artísticas: murales de pintura, instalaciones de poesía, danza, sesiones de pintura corporal.

Miembros del grupo— que además eran profesores y poetas—, ofrecieron talleres de poesía a los niños del barrio La Timba, en coordinación con la Fundación Nicolás Guillén. Igual se aprovechó para llevar a los alumnos, los terceros domingos de cada mes, a realizar limpiezas en el Bosque de La Habana. En las Playas del Este, también se hizo una gran labor ecológica, con recogidas sistemáticas de hasta 25 sacos de basura. 

Se organizaron conciertos de Los Aldeanos en comunidades como Ataré. Esta comunidad también fue pionera a la hora de poner en práctica un experimento que el grupo denominó “Performances Bio-psico-sociales”. El objetivo era propiciar debates comunitarios, con total autonomía, para resolver sus problemas sin sentarse a esperar por el gobierno.

Otras intervenciones performáticas se hicieron en ómnibus de la ciudad, en Cafés Literarios y en otros espacios urbanos. Incluso se aprovechó la detención policial de uno de los miembros y se convirtió en un hecho artístico. Este comenzó a recitar, en pleno calabozo, la Constitución de la República, para contribuir al conocimiento cívico de los presos.

 

Las actividades no se limitaron a La Habana. Durante dos años consecutivos, el grupo viajó hasta “Guasasa”, un pueblito perdido en lo profundo de la Ciénaga de Zapata. Allí se hicieron fiestas infantiles, obras de teatros y donaciones de juguetes.

Demóngeles tenía lecturas de poesía habituales en la UNEAC, en la Casona de Línea, en el Centro Dulce María Loynaz y en el Centro Cultural Fresa y Chocolate. También participó junto a Omni Zona Franca y otros proyectos, en el homenaje a Allen Ginsberg. Aquí presentó un sistema de instalaciones y performances interconectados que causó tanta polémica, que los directivos de la AHS no permitieron que terminara la actividad.

El grupo creó además, el popular evento Poesía en Campaña, que consistía en un performance gigante donde se daban cita diferentes estilos poéticos, artistas y proyectos alternativos. Se colaboró con Los Aldeanos en el disco El Atropello, por lo cual Demóngeles recibió el premio al “Mejor Intro”, en la gala de premiación Puños Arriba (2008).

Paralelo a estas acciones, comenzó a apoyar a todos los grupos en sus eventos, muchas veces poniendo a un lado su ego artístico. Lo mismo recogía toda la basura que generaba el Festival Rotilla, que colaboraba con grupos desconocidos que recién empezaban como Evolución, Pachamama o Love in.

El grupo aprovechaba estas colaboraciones para predicar la necesidad de unión de todos los proyectos alternativos, y así poder enfrentar al gobierno cubano y sus instituciones. Al principio, varios tildaron a Demóngeles de loco. Pero luego, junto a un puñado de grupos, se crea el Movimiento Renacer. El fin era mezclar arte con el activismo político.Los proyectos Demóngeles y Cabeza de Piñón escriben el manifiesto de La Pluriestética, una especie de principio filosófico para que muchos proyectos pudieran trabajar juntos, a pesar de las diferencias. Esto fue en el año 2009.

Este movimiento no logra pasar de las palabras. Demóngeles lo abandona  y comienza a preparar acciones de confrontación política junto a La Aldea y otros raperos. De aquí sale la idea de la marcha por la No Violencia, en la que participaron otros proyectos independientes y opositores.

Ya Demóngeles había establecido contacto con grupos que tenían un corte más político, como Generación Y, Porno para Ricardo, entre otros. Es el primer proyecto artístico independiente que realiza un acercamiento a la disidencia tradicional. El grupo había llegado a la conclusión de que no solo los proyectos alternativos, sino también todos los grupos disidentes, tenían al mismo enemigo y al mismo censor: el gobierno cubano. Por lo tanto, se debía establecer un bloque común.   

A raíz de todo esto, funda el “Movimiento Amistad”. El objetivo de Amistad era claro y directo: lanzar el pueblo a las calles y propiciar un proceso de transición democrática.

Llegado a este punto, la Seguridad del Estado abre un fuego brutal contra Demóngeles. Sus miembros son atacados desde sus escuelas, sus centros de trabajo, sus familias. Sufren mítines de repudio, hay miembros exiliados, acoso, campañas de difamación y muchos otros mecanismos represivos.

Entonces ocurre algo muy triste, los grupos artísticos independientes aíslan a Demóngeles y cesan sus colaboraciones con este. El proyecto pasó a ser la oveja negra de la contracultura. Debido a esta situación de soledad y acoso gubernamental, el grupo se ve obligado a desaparecer. Fue el precio a pagar por llevar el arte independiente hasta las últimas consecuencias.

Vale aclarar que hoy, luego de un largo inxilio, Demóngeles ha regresado…

 

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