La Seguridad del Estado estudia Metodología de la Investigación

Parece raro, pero todo parece indicar que es así: la Seguridad del Estado cubano está estudiando Metodología de la Investigación
 

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Parece raro, pero todo parece indicar que es así. Por lo general, los “segurosos” de carrera estudian Derecho. Dicen que a muchos les regalan el título, lo cual es consistente con el uso que hacen de la maltrecha legalidad cubana en su trabajo cotidiano.

Sin embargo, los “compañeros” sorpresivamente se nos han revelado como feroces devoradores de textos de metodología científica y todo aquello que los ayude a sumergirse en el mundo de las técnicas, los instrumentos y los procedimientos. La Seguridad del Estado cubano está estudiando Metodología de la Investigación.

Antes había escuchado el rumor, pero no le hice mucho swing. Alguien me contó de un colega que escribía en la prensa independiente con pseudónimos y fue descubierto y expulsado del medio oficial en que trabajaba. La Seguridad tomó los textos publicados en ambos lados y a través de un software de análisis lingüístico determinó las coincidencias en las estructuras discursivas y pasó por la piedra al infractor.

Siempre hubo quien dijo que en realidad fue un burdo chivatazo de un compañero que robó la memoria flash donde estaban los artículos. Pero no es así. Fue fruto de un minucioso trabajo científico. La gente habla mucho (y no solo en Villa Marista).

La evidencia empírica de que la Seguridad está metida de lleno en la metodología llegó hace poco, en una nota publicada por Diario de Cuba sobre las presiones al periodista Yoe Suárez. Según el texto, el capitán “Enrique” le informó a Suárez que su citación a la unidad policial de Siboney era “parte del trabajo metodológico que realiza la Seguridad del Estado, que incluye trabajo de campo y entrevistas”.

Uno pensaría al leer esto: “este Enrique es un pillo. Ha investigado a Yoe. Sabe que se graduó con una tesis para la producción y por lo general a ese tipo de estudiante no le gusta mucho la metodología, es su tortura en el quinto año, así que lo quería desestabilizar por ahí”.

Pero no. Nunca asumas que un oficial del G2 tendría pensamientos tan epidérmicos. La cuestión va más allá. Es puramente epistemológica. Tal vez, en alguno de los cursos de la universidad en los que se cuelan para vigilar a los profesores, escucharon mencionar del “giro lingüístico” y, sin entenderlo del todo, pensaron que se trataba de modificar términos. Y como estamos en un perenne proceso de actualización, pues algún analista seguroso propuso en un fórum de base:

“Es necesario que nuestra institución se modernice y demos un giro lingüístico a su metodología de trabajo”.

“Así mejoramos nuestra imagen ante la Unión Europea”, de seguro respondió un coronel, poseedor de alguna maestría en las escuelas de las FAR, la Ñico López o la propia Facultad de Comunicación.

Y así es como el trabajo represivo se convirtió en “trabajo de campo” y los interrogatorios, en “entrevistas”. La cibervigilancia, en “etnografía virtual”.

Los tipos que se parquean frente a la casa de Omara Ruiz Urquiola o Luz Escobar ya no están vigilando, sino realizando “observación no participante”. Las detenciones y secuestros a Luis Manuel Otero son “aislamiento y control de variable”. Las amenazas a Yoel Suárez usando a su esposa e hijo son “técnicas proyectivas” y cuando le desprenden los dientes a piñazos a un opositor no es un tema de abuso policial, sino de “recolección de muestras”.


Todo en estricta concordancia con el más puro lenguaje científico, pues al final, la metodología es el conjunto de procedimientos y decisiones teórico-prácticas que se asumen para llevar a término una investigación, sea cual sea su objeto de estudio.

Pues bien, ya que los muchachos de la Seguridad andan enfrascados en ese giro, me tomaré el trabajo de ayudarlos, pues mal que bien, la metodología es un área donde me defiendo. Como ellos varias veces me han pedido que “colabore”, imagino que no rechacen mi ofrecimiento en una de las pocas cosas que sé hacer: dar clases, a pesar de que contribuyeron a que no pudiera hacerlo más en Cuba por “problemas ideológicos”.

Entonces muchachones, les propongo un ejercicio. Salgan a la calle y realicen un sondeo a una muestra probabilística representativa de la población cubana. Pregunten por la opinión que tienen sobre ustedes, sobre la Seguridad del Estado. Una vez obtenidas las respuestas, hagan un análisis de contenido cuantitativo de frecuencia para determinar las palabras que más se repiten y con ello construir el núcleo duro de la representación social del trabajo que ustedes realizan y la institución a la que pertenecen.

En caso de que aparecieran —si fuera el caso, aclaro— palabras como represor, Gestapo, Stasi, chivatón, abusador, batistiano, esbirro, “vivebien”, trompeta, descarado etc., realicen un análisis para determinar la carga semántica de las mismas y establecer qué tienen todas en común.

Luego vamos a investigar si otros términos que son empleados en la prensa oficial para referirse a ustedes, dígase “héroes anónimos”, “espada y escudo de la nación”, “sacrificados compañeros”, “guardianes del dulce abismo”, “primera línea de defensa ante el enemigo”, son parte del discurso de la gente común. Hagan un análisis comparado con el objetivo de buscar respuestas a las diferencias encontradas. Sin “entrevistas” por favor, solo a base de deducciones y trabajo teórico. Piensen un poco.

Para la casa les propongo una tarea relacionada con la investigación bibliográfica. Busquen en internet —porque imagino que en las bibliotecas de sus unidades no esté disponible— literatura relacionada con la caída de regímenes totalitarios y el tratamiento dado a los miembros de la policía política que cometieron delitos y violaciones de derechos humanos. Hay bastante.

Les sugiero prestar atención a las historias de los argentinos hijos de testaferros de la dictadura de ese país. Esos que pidieron que le fuera aplicada la justicia a sus padres cuando conocieron todos los abusos que habían cometido, en nombre de la supuesta defensa de la patria y de la obediencia a sus superiores.

Con eso es suficiente por ahora. Tienen bastante para estudiar y procesar. Si alguno quisiera verme para una “consulta individual” o “aclaración de dudas”, estaré de regreso pronto. Ya saben dónde encontrarme. Descansen… los que puedan.

 

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