Luis Armando Cruz Aguilera, joven militar que participó en las protestas del 11 de julio, fue golpeado el día de su arresto como escarmiento por manifestarse públicamente, cuenta CubaNet este 16 de noviembre.
En el momento de la detención no lo golpearon, pero una vez dentro del ómnibus que lo trasladaba al centro de detención conocido como El Hueco, le pegaban constantemente en la cabeza para obligarlo a mantenerla baja.
Cruz es sargento instructor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y se sumó al estallido social de julio en Santa Amalia, barrio de la capital cubana.
Lo liberaron el 7 de agosto, con la condición de que colaborara para la policía política del régimen, la Seguridad del Estado, pero él no aceptó. Un día más tarde, fue arrestado nuevamente y trasladado a la División de Investigación Criminal y Operaciones de 100 y Aldabó, donde lo retuvieron tres semanas.
El militar, de 21 años, fue trasladado luego a la cárcel Jóvenes de Occidente, luego de sufrir vejámenes de los guardias de seguridad en 100 y Aldabó y compartir celda con otros prisioneros del 11 de julio.
Su viacrucis no terminó aquí, pues luego pasó a la prisión de Valle Grande y más tarde al Combinado del Este, donde se encuentra actualmente padeciendo complicaciones de diabetes, una enfermedad que arrastraba antes de entrar a la cárcel.
Cientos de ciudadanos cubanos fueron arrestados tras las protestas del 11 de julio y juzgados por tribunales sin garantías judiciales, tras las protestas sociales más grandes en la historia del socialismo cubano.
A principios de octubre, los tribunales comenzaron a emitir sentencias contra ellos. Las penas oscilan entre pocos meses y más de 20 años por ejercer el derecho de manifestación, garantizado en el artículo 56 de la Constitución de 2019.