Michael Hernández, quien fue sentenciado a cadena perpetua por matar a un compañero de clases en la secundaria a los 14 años, murió en la cárcel.
Hernández era un menor cuando apuñaló y mató Jaime Gough en un baño de la escuela secundaria Southwood.
El horroroso crimen sucedió en el 2004, cuando el asesino atrajo a la víctima a un baño y lo apuñaló más de 40 veces para luego degollarlo.
Hernández le contó a la policía que luego guardó el cuchillo en un compartimiento oculto de su mochila y se dirigió a la clase.
Fue declarado culpable de asesinato en primer grado en 2008 y fue condenado a cadena perpetua.
Para el día de hoy, Gough habría tenido 32 años si estuviera vivo.
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George y Aura Alvarado, una pareja que también tenía sus hijos inscritos en Southwood Middle con Hernández y Goungh comentó que el asesinato fue un acto impresionante.
“Lo recuerdo como si fuera hoy, la conmoción”, dijo Aura. “Todos estaban preocupados y tristes de que algo así sucediera en la escuela”.
En el 2006, Hernández fue re-sentenciado cuando la Corte Suprema prohibió la cadena perpetua para menores condenados por asesinato.
Pero luego de una investigación y de repasar los escalofriantes detalles del caso, el juez evidenció el interés del joven por cosas como los asesinos en serie y fue enviado de nuevo a prisión de por vida.
Los registros muestran que murió el jueves 29 de abril a los 31 años en la Institución Correccional de Columbia cerca de Jacksonville.
Hasta los momentos no se han dado a conocer más detalles sobre su muerte.