El primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz señaló, en una reunión con directivos de la Aduana General de la República, la necesidad de mejorar el trato a los pasajeros, especialmente ahora que las arcas del régimen se llenarán con el pago del aislamiento de los viajeros internacionales.
En el encuentro realizado en el Palacio de la Revolución el martes 16 de febrero, el jerarca dijo insistió en las quejas, reclamaciones e insatisfacciones que genera el servicio aduanero:
“La defensa de la frontera, ese trabajo profesional de ustedes garantizando la defensa nacional tiene que ir acompañada de un buen trato, de una atención agradable a todo tipo de persona, de persuadir, de explicar, con buena forma, lo que está establecido. Que no falte atención porque ese asunto no está totalmente resuelto.
A veces una sola persona por un problema de atención hecha por tierra el trabajo de todo un colectivo”, recalcó.
Los directivos de la entidad aseguraron que uno de sus objetivos de este año es perfeccionar el sistema de atención a la población.
Otros de los propósitos de trabajo de la Aduana será “perfeccionar el sistema aduanero para fortalecer la seguridad y protección de la frontera nacional; potenciar el perfeccionamiento del sistema de control interno y el enfrentamiento riguroso a las conductas de corrupción, delito y falta de ética en la institución” informó la estatal Radio CMHW.
Muchos cubanos temen su paso por la Aduana por las limitantes que impone tal institución y los típicos decomisos, que muchas veces responden a la legislación vigente y otras a las necesidades de los aduaneros.
En enero último trascendió que varios artículos confiscados por la Aduana General de la República fueron vendidos a los trabajadores del Gobierno de La Habana.
Los privilegiados tuvieron acceso a productos que la Aduana quitó a viajeros internacionales como “ropa, zapatos, lencería, maquillaje, cuchillas de afeitar, sábanas, edredones y esponjas para fregar”, según informó CubaNet.
Quienes laboran en la Asamblea Provincial del Poder Popular de la capital pagaron cifras risibles por lo confiscado.
Una fuente anónima relató al medio independiente que “Por ejemplo, un pullover costaba 30 pesos, un short, 50, los edredones, 150, las esponjas para fregar, a dos pesos cada una, y los zapatos, entre 90 y 350 pesos”.
En uno de los municipios habaneros el intendente anunció la venta de estas mercancías y CIMEX; una de las empresas de GAESA, el consorcio económico liderado por los militares cubanos, estuvo a cargo de todo el proceso.
Declaraciones de una funcionaria de la Aduana en 2019 aclaraban que los productos confiscados por ellos eran desechados o entregados a otras entidades cubanas “según lo dispusieran los distintos ministerios, dependiendo de la naturaleza de cada artículo. Esas instituciones administrarían los mismos ya fuera para venderlos o repartirlos”, escribió la reportera.
En el contexto de la pandemia, el trato a los viajeros será cuestionado pues de estos dependerán algunos ingresos en el país. El precio de la estadía en los sitios habilitados para el aislamiento de los visitantes puede llegar hasta los 900 dólares por día.