Trini y Tamara son dos niñas de esas que le dicen “modelos de buena conducta y excelentes resultados en clases”. Pero como en el 2020, este 6 de enero tampoco disfrutarán de juguetes nuevos el Día de los Reyes Magos, una de las tradiciones populares que el régimen comunista se propuso desaparecer de la escena cubana.
El Día de Reyes es, sin lugar a dudas, la más dolorosa de todas las fechas festivas para los padres, pues en cuando se remarca la desigualdad social existente hoy en la isla. Y las diferencias de siempre se acrecientan ahora con la nueva “Tarea ordenamiento”, que ha disparado los precios de todos los productos de manera inaudita, para añadir otro lastre a las familias –además de la escasez general– y que socava más la ya resquebrajada economía doméstica.
ADN Cuba hizo un sondeo entre algunas madres habaneras, en relación con esta fecha, y coincidieron que sería un día sin mucho que celebrar.
“Triste, igual que el año que se acabó”, expresa Mirta, madre de dos niños y empleada de una florería en la comunidad de Santa Fe (La Habana). “El 2020 fue el más gris y terrible de todos los años que yo recuerde y el 2021 comenzó peor, con los precios por las nubes y el dinero que no alcanza para nada”, añadió.
Afligida, continúa Mirta: “Este año no puedo comprar juguetes a mis hijos. No solo porque todas las jugueterías fueron trasladadas para las tiendas en dólares que no tengo, ni sé de dónde sacarlos, sino porque hay que priorizar ante todo la comida, que, aunque siempre es la misma basura de antes, ahora se necesita veinte veces el dinero que hacía falta para comprarla”.
La florista concluye criticando al gobierno: “Cada vez que saca una medida, es para exprimir más. En cambio, ellos sí viven muy bien, y sus hijos y nietos tendrán los juguetes que deseen. Estoy tan convencida de eso como que me llamo Mirta”.
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Otra habanera que se queja de la infelicidad de sus hijos y de tantos otros niños cubanos es Leovigilda, instructora de teatro que renunció al arte para vender artesanías en un puesto particular. Duda que algún niño de familia pobre tenga juguete nuevo este año.
“Se conformarán con mirarlos a través de la vidriera de las tiendas MLC, las bicicletas relucientes, los patines y muñecas”.
Décadas atrás, el 6 de enero era una fecha especial en Cuba. Muchas familias hacían vivir a sus hijos la fantasía de la llegada de los reyes magos. La historia de Melchor, Gaspar y Baltazar, que “llegarían” en sus grandes camellos durante la noche de la víspera, mantenía emocionados a los pequeños. Les escribían cartas a los reyes, con promesas de buena conducta en la escuela y en el hogar, una premisa para ser merecedores de los regalos.
Dania Villa, de 75 años y vecina de calle Tercera y 240, en Jaimanitas, recuerda con nostalgia aquellos años de su niñez.
“Era tan bonito… Mis hermanos y yo nos entusiasmábamos más a medida que se acercaba el Día de Reyes. El 5 de enero nuestros padres nos acostaban temprano, pero apenas podíamos dormir, imaginando a los camellos entrando por el patio y a los reyes con sus largos vestidos y sus capas brillantes, dándoles de comer y beber a los animales en los platicos que le dejábamos preparados y leyendo nuestras cartas. Luego el momento sublime: cuando depositaban los juguetes de nuestros sueños junto al árbol de Navidad, que todavía en esa fecha no había sido desmontado”.
La anciana afirma que cuando se acerca esta fecha aún se emociona.
“Fue un trauma para mí cuando de mayor, descubrí que no eran los reyes magos los encargados de que aparecieran aquellos juguetes, sino el esfuerzo y el sacrificio de mis padres los que obraban el milagro. Hoy ni siquiera los niños pueden soñar con eso. Nada que haga la familia es suficiente para conseguir juguetes para los pequeños”.
“Después de un fin de año que dejó a la gente pelada, y un comienzo de 2021 miserable, solo quien tenga dólares podrá regalar juguetes”, dice casi llorando Dania.