* Por Lester Rodríguez
Son casi las seis de la tarde y en la barriada Los Sitios, Centro Habana, el ajetreo y las voces suben de tono. Es “día de agua” y cualquier recipiente o envase es movilizado para el acopio de agua potable, un servicio disponible en días alternos y que apenas dura cuatro horas, así que la velocidad es un factor determinante, sobre todo para las familias más numerosos.
“En los últimos tres meses se ha vuelto irregular”, coinciden los vecinos de Maloja, una calle que une a este consejo popular con la barriada Pueblo Nuevo, otra zona que también enfrenta graves problemas en el servicio de abasto del agua potable.
“Lo peor es que ninguna autoridad del territorio te explica nada, todo el mundo dice que el problema es en Aguas de La Habana”, comentó María Isabel mientras organiza, por orden de tamaño, una docena de cubos y tanquetas cerca de una pileta que comparte con otras dos familias en la ciudadela donde reside hace más de 30 años.
Su edificación no cuenta con cisterna, tampoco alcanza el salario para comprar un motor de agua, y necesita, como mínimo, llenar tres tanques de 55 galones para las once personas que conviven con ella.
“Nadie sabe si esta situación con el agua es por roturas, por mantenimiento, o porque el agua hay que traerla desde Venezuela…”, añadió en tono jocoso Adalberto Medina, su esposo, que junto a cuatro de sus hijos se encarga de la parte pesada del proceso de acopio.
Al desabastecimiento de productos de primera necesidad, el racionamiento de alimentos, los recortes al consumo de energía eléctrica, y la escasez de materiales en sectores de servicios públicos, se suma el déficit en el abasto de agua potable en más de la mitad de los territorios habaneros.
Aunque el régimen en la Isla ha dado indicaciones estrictas ‒en reuniones con directivos de instituciones estatales‒ de no emplear el término “Período Especial” el panorama que se vive a lo largo del país describe un segundo episodio de agudización de la crisis económica que ha despertado preocupaciones y alarmas entre la población.
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“Ahora se suma la jodedera con el agua, y nadie te da explicaciones de nada”, cuenta Amelia Ramos, vecina de las cercanías del consejo popular Colón, que presenció el pasado viernes otra protesta masiva de afectados por la irregularidad del servicio de camiones cisternas, conocidos como “pipas”.
“Las pipas vienen de pascuas a San Juan, y mucha gente aquí depende de esa única vía para poder tener agua. Sin embargo, los hoteles no tienen ese problema, allí sí que hay un carnaval de pipas todo el tiempo en caso de problemas con el abasto”, señaló Ramos.
¿Y el cumplimiento de las promesas… pa´ cuándo?
En la Habana Vieja se supone que debe mejorar el abasto de agua potable con la terminación de la conductora de 8.7 kilómetros, una instalación que nace en el consejo popular Palatino y que llegaría hasta la intersección de Prado y Malecón. Según anunció la prensa estatal, esta estructura beneficiará a casi 91 mil residentes del municipio y mejorará el suministro en los hoteles de la zona.
Una encuesta entre residentes de este municipio, sin embargo, arrojó que en muchas zonas el servicio de abastecimiento de agua potable ha empeorado de manera notable.
El pasado 30 de abril por los vecinos del edificio multifamiliar ubicado en calle Sol #470, habrían protagonizado una protesta que logró al menos que el Gobierno municipal prometiera restablecer el servicio de abastecimiento de agua potable, mediante pipas, que había sido interrumpido sin previo aviso durante más de quince días.
“Todo se quedó en promesas, porque no pasaron ni tres semanas y la gente se tuvo que botar de nuevo para la calle”, denunció Bárbaro, un vecino de la calle Egido, que aseguró haber participado en otra protesta, apenas a tres calles de la ocurrida el 30 de abril.
“El motivo fue el mismo, las pipas vinieron dos veces y después nunca más. Parece que, en Cuba, para conseguir un cubo de agua te tienes que tirar a la calle… otra explicación no hay”, añadió.
En los primeros días de mayo, vecinos del consejo popular Las Cañas, en el municipio Cerro, también se manifestaron públicamente por la interrupción, durante más de quince días, del servicio de abastecimiento de agua potable mediante los camiones cisternas.
La empresa Aguas de La Habana admitió que existe déficit en el servicio de pipas por falta de combustible y en ocasiones por negligencia en los puestos de mando de la zona, no pocos vecinos de estas barriadas alegaron que también existe corrupción, hechos que los funcionarios preguntados en esta empresa negaron.
En un recorrido por las zonas cercanas a los hoteles de la Habana Vieja y Centro Habana, sus vecinos aseguraron no tener ningún problema con el abasto de agua potable.