Imponen multa de 120 dólares a periodista independiente Mónica Baró

Baró explicó en sus redes sociales que no firmó la constancia de dicha multa y tampoco piensa pagarla
Imponen multa de 120 dólares a periodista independiente Mónica Baró
 

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Este viernes, el régimen cubano a través de la Seguridad del Estado impuso una multa de 3 mil pesos (120 dólares) a la periodista independiente, Mónica Baró.

Se escudaron para interponer la multa en supuestas violaciones de la reportera al tristemente célebre Decreto ley 370.

Específicamente del inciso i del artículo 68, que dice que considera una contravención asociada a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) "difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas".

Baró explicó en sus redes sociales que no firmó la constancia de dicha multa y tampoco piensa pagarla. Le dijeron que si no la pagaba se duplicaba, se triplicaba, y que la cosa podía terminar en Fiscalía.

"Luego se fueron y el Mayor Ernesto me dijo que nos volveríamos a ver pronto. Le dije que esperaba que fuera después de la pandemia, pero me dijo que creía que no. Ahora estoy en casa, no sé si vendrán a decomisarme mis equipos, porque es parte de las sanciones que establece el Decreto Ley, pero estoy preparada para todo. Y no, no voy a dejar de decir o escribir lo que pienso por recibir amenazas o intentos de intimidación. No me van a callar. Simplemente no puedo dejar de ser quien soy y soy una mujer periodista libre. Libre, primero que todo. Gracias a todas las personas que me han acompañado y que han estado pendientes de esta historia, que al parecer no termina hoy", concluyó.

No es la primera vez que la reportera, una de las diez personas más destacadas del 2019 en América Latina según El País, es hostigada por la policía cubana debido a su trabajo independiente.

Además de las habituales llamadas y amenazas en Internet, uno de los episodios más lamentables sucedió cuando el 11 de octubre de 2016, ella y otros compañeros de trabajo de la web Periodismo de Barrio, fueron detenidos en el municipio Baracoa, de la provincia de Guantánamo.

En aquella ocasión interrumpieron la cobertura que realizaban sobre el paso de un huracán, y los interrogaron, confiscaron sus medios de trabajo y a Mónica Baró la obligaron a desnudarse en una oficina del Partido de Comunista en la provincia oriental.

 

 

A continuación, ADN Cuba reproduce la publicación íntegra de la reportera en Facebook:

El Mayor Ernesto, casi al final de nuestro interrogatorio, lamentó mi actitud y me dejó varias advertencias de cosas que no iban a permitir en el país. (Ya contaré de las advertencias, que fueron el tema central de casi dos horas de interrogatorio.) Yo entonces le respondí que estaba dispuesta a asumir las consecuencias de mis actos desde el momento en que decidí convertirme en periodista independiente. Ambos seguro nos agotamos mutuamente, entre el calor, las diferencias inmensas y los nasobucos. El Mayor Ernesto esperaba que yo dijera que sí, que yo estaba en un error, pero no cumplí sus expectativas. Entonces mandó a buscar a dos inspectores del Ministerio de Comunicaciones, que se presentaron y enseguida me hablaron del Decreto Ley 370, en particular del inciso i del artículo 68, que dice que considera una contravención asociada a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. Yo les dije que conocía ese decreto y, seguido, me mostraron una carpeta con decenas de hojas donde había capturas de mis posts de Facebook de varios meses. Elaboraron la multa y un oficial me la entregó. No quise firmarla, tampoco pienso pagarla. Me explicaron que si no la pagaba se duplicaba, se triplicaba, y que la cosa podía terminar en fiscalía. Luego se fueron y el Mayor Ernesto me dijo que nos volveríamos a ver pronto. Le dije que esperaba que fuera después de la pandemia, pero me dijo que creía que no. Ahora estoy en casa, no sé si vendrán a decomisarme mis equipos, porque es parte de las sanciones que establece el Decreto Ley, pero estoy preparada para todo. Y no, no voy a dejar de decir o escribir lo que pienso por recibir amenazas o intentos de intimidación. No me van a callar. Simplemente no puedo dejar de ser quien soy y soy una mujer periodista libre. Libre, primero que todo. Gracias a todas las personas que me han acompañado y que han estado pendientes de esta historia, que al parecer no termina hoy.

 

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