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Cuatro tanquistas y un perro 

Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Por tanto, su carne, amén de nutritiva y de fuerte gusto, es también una carne amistosa. Ahí están, en el mundo, solamente los coreanos para atestiguarlo.

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Cuatro tanquistas y un perro
Armando Tejuca | Cuatro tanquistas y un perro

Actualizado: Mon, 05/20/2024 - 08:34

A la variada oferta alimenticia que ya no propician las autoridades cubanas, se agrega ahora, por iniciativa independiente, una más. El pueblo, acostumbrado a degustar de la carne de pollos, chivos, ovejos, guanajos, conejos, vacas, gatos, clarias, jutías, avestruces y caballos, tiene hoy la oportunidad de acceder a la de perro.

Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Por tanto, su carne, amén de nutritiva y de fuerte gusto, es también una carne amistosa. Ahí están, en el mundo, solamente los coreanos para atestiguarlo. No hay otro asiático tan amistoso como el coreano. En la misma Corea del Norte, de la que tan mal se habla y tantas mentiras se escriben, la gente es tan unida, que no quieren alejarse de la familia, del país y los amigos. Y eso se debe a la carne de perro.

Al regresar de su viaje a Rusia, el Puesto a Dedo, que se encarga de la presidencia de Cuba y de la dirección del partido comunista, dijo que los rusos prometieron aportar "cosas nuevas que se pueden hacer para la emergencia que tenemos en nuestro país y ayudar a paliar la situación energética y también la situación con los alimentos". De hecho, los más indicados para hacerlo son la policía y la seguridad del estado, con larga experiencia dando palos a los ciudadanos.

Ahora un escándalo sacude a la población: “Tres hombres supuestamente detenidos en San José de las Lajas, provincia de Mayabeque, y otras tres personas aún en la calle han sido acusados por defensores de los animales de matar a los perros de la comunidad para vender su carne como si se tratara de cerdo o carnero”.

Hace poco tiempo se sospechó de que también había casos de comercio y consumo de carne humana en Santiago de Cuba. Pero no es lo mismo un perro que un ser humano. Un perro jamás hablaría mal de la gente que los quiere y los cuida. Un perro es incapaz de traicionar, ni al humano más perro. Se le ve en los ojos su alegría por la amistad que sienten, y el brillo de los ojos impulsa al rabo o la cola en unas sacudidas entusiastas y jubilosas, salvo que la cabeza esté separada del cuerpo.

Por eso el caso de Mayabeque ha tocado las fibras más hondas de la población. Y no era fibra óptica: "Ahora mismo encontraron aquí a unos tipos con un maletín que contenía cabezas de perros. Unos cuantos de los perros que se han perdido en San José de las Lajas, que no son pocos, estaban dentro de esa jaba; los mataban para vender la carne". Es horrible pensar que la única carne que puedan ver los cubanos a estas alturas sea la de perro.

Vienen a mi mente los nombres de tantos perritos queridos: Tribilín, Pluto, Lassie, Huckelberry Hound, Snoopy, Scooby Doo, Hachiko, Rin Tin Tín, Laika, Beethoven, Stubby, Toto y Chachi, la perra de Mariela Castro, que antes era perro. Chachi, no Mariela. Y también aquel can vigoroso, noble e inteligente de la serie “Cuatro tanquistas y un perro”. La gente los amó, sobre todo al perro. No hubo ni habrá mirada tan limpia y noble como la suya. Y era el único que no bebía vodka. Todos ellos, famosos y menos famosos, llegaron a ser parte de nuestra familia. Tan queridos y a veces más queridos.

No resistiría ver sus carnes, observar sus cuerpos troceados y trucidados por la avaricia y el hambre. No puedo ver a un perro muerto, ni a un coreano comiéndoselo. Pienso en los perros que me acompañaron en esta vida: Negrita, Cachucha, Manchita, Shakespeare, Tremal Naik y el agente Benito (el compañero de la seguridad del estado que me seguía a todas partes) y se me encoge el alma. Y en la Cuba de hoy no solamente los matan para comer y comercializar su carne, a los perros les dan otros tristes usos, como la de acompañar a una pareja de policías, sabiendo que la ignorancia se puede contagiar. Al perro.

Otra noticia tan deprimente como la de los desalmados de San José de las Lajas querida, es esta: “Un caso de zoofilia y maltrato continuado de perros y gatos, tras reportes de activistas y la propia madre del presunto perpetrador de los actos, quienes residen en Cienfuegos”. Aunque el caso de la zoofilia puede ser muy confuso. Hay sexo con amor y sexo sin amor. Habría que ver si en este caso hubo consentimiento. En Santa Clara mataron, en un caso similar, a un mastín. Y todo el mundo salió a la calle cantando y gritando: “Mastín no debió de morir, ay, de morir”.

“En febrero de 2022 fue aprobado el Decreto-Ley de Bienestar Animal por el Consejo de Estado”, pero parece no haber resuelto nada. Suena un poco ridículo que el estado se esmere protegiendo animales y nunca se haya preocupado por el bienestar del pueblo. Aunque eso de la protección animal pudiera referirse a proteger a los miembros del ministerio del interior, la seguridad del estado, las tropas especiales, la policía y boinas negras, de los que hay otras especies como las boinas rojas y los desboinados, que no tienen nada de nada en la cabeza. Son mayoría.

Normalmente esos decretos y leyes no logran ninguna resonancia, ni consiguen resultados. “En 1979 el primer Código Penal revolucionario criminalizó el sacrificio de ganado”. Se esperaba que Cuba pudiera convertirse en algo similar a la India, donde las vacas y los toros se mezclan con las personas, pero esta es la hora en que ninguna vaca se ha atrevido a salir a la calle. Por temor o porque ya no hay. Y ahora tampoco se ven cubanos. Pero de esos se sabe que ya casi no quedan.

“En el mes de abril llegaron a EEUU 17.870 migrantes cubanos, lo que representa un promedio de 595 cada día”. Me atrevo a afirmar que a la gran mayoría no le gusta la carne de perro, aunque pudiera ser que una minoría de los que han emigrado quieran degustar la de otras razas.

Si no los matan para utilizar su carne, los maltratan y los condenan al hambre. Y no hablo de los cubanos, sino de otras especies animales. En estos días, en Caibarién, un “cuidador de animales en el zoológico local, resultó seriamente lesionado por un mono nombrado Pánfilo, prófugo de su jaula hace varios días y que fue finalmente capturado este martes”. Lo hizo por hambre, el mono Pánfilo, digo. Y a pesar del inmenso operativo desplegado: bomberos, policías, karatekas, judocas y cederistas en general, solamente pudieron capturar a Pánfilo cuando el cuidador le dijo en el oído que en la calle corría peligro de que cualquiera se lo comiera. El mono se entregó sin hacer más preguntas.

Una hipótesis se aventura a exculpar a los ejecutores de perros en Mayabeque, la que dice que, posiblemente, los pobres animalitos cayeron en profunda depresión y prefirieron la muerte al enterarse de que “el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), Esteban Lazo Hernández, recibió el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales por la Universidad de Matanzas”, a pesar de haber dicho que las “supuestas ventajas de las que gozan los cubanos hoy, como tener celulares, se deben a la revolución”. Es posible. Todo es posible en la Cuba de hoy.

Ramón Fernández-Larrea