Cuba envió hoy una nota de protesta al Gobierno de Estados Unidos en respuesta al reciente anuncio de Washington sobre la creación de un grupo de trabajo para expandir el acceso a internet y los medios independientes en la isla.
La Cancillería cubana denunció en el escrito la pretensión de "violar de modo flagrante" su soberanía, rechazó "el intento de manipular internet para llevar a cabo programas ilegales con fines políticos y de subversión y pidió al país vecino "que cese sus acciones subversivas, injerencistas e ilegales" contra la isla.
La nota fue remitida por la Embajada de Cuba en Washington al Departamento de Estado, según un comunicado publicado por el Ministerio cubano de Exteriores (Minrex) en su página web.
El motivo de la protesta es el anuncio del Departamento de Estado de EE.UU., el pasado 23 de enero, de convocar una "Fuerza de Tarea de Internet", integrada por funcionarios públicos y representantes de organizaciones no gubernamentales con el fin de promover en Cuba el "flujo libre y no regulado de la información".
El Minrex considera que las acciones del plan de Washington atentan contra "la estabilidad y el orden constitucional" cubano, y exhorta al Gobierno estadounidense a "respetar la soberanía" de la isla, así como el derecho internacional y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
En su mensaje, también reitera la "determinación" del Gobierno de Cuba de "no tolerar ningún tipo de actividad subversiva ni de intromisión en sus asuntos internos" y sostiene que como país soberano, va a continuar defendiéndose y denunciando la naturaleza "injerencista" de este tipo de acciones.
"Cuba continuará regulando el flujo de información como es su derecho soberano y como es práctica en todos los países, incluidos los Estados Unidos", recalca.
Además, asegura que el país caribeño "seguirá avanzando en la informatización de su sociedad, como parte del desarrollo del país y en función de los objetivos de justicia social que caracterizan a su Revolución".
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han regresado a las tensiones de otros tiempos a causa del giro impuesto a la política hacia la isla por la Administración del presidente Donald Trump, contrario al acercamiento promovido por su antecesor, Barack Obama.
En el último año, la administración estadounidense ha prohibido a las empresas de su país hacer negocios con entidades vinculadas al estamento militar cubano y ha introducido nuevas restricciones a los viajes de sus nacionales a la isla.
Además, a raíz de unos supuestos ataques acústicos sufridos por diplomáticos de EE.UU. en Cuba y cuyo origen aún se investiga, el Departamento de Estado redujo al mínimo el personal de su Embajada en La Habana y obligó a La Habana a que disminuyera, a su vez, su número de funcionarios en Washington.