Una de las cuatro joyas del ballet cubano, la ex bailarina y profesora Aurora Bosch, recibió en La Habana la insignia de Caballero de la Orden Nacional del Mérito de manos del embajador de Francia en Cuba, Patrice Paoli.
Bosch es considerada uno de los pilares de la escuela cubana de ballet, y valoró esta condecoración como uno de los premios más significativos que ha recibido a lo largo de su carrera profesional.
“Desde el comienzo de mi carrera recibo muchas alegrías, me siento muy querida y honrada. No me esperaba semejante reconocimiento, conferido además por mi desempeño como la Reina de las Willis, en la obra Giselle, durante el IV Festival Internacional de Danza de París”, precisó a la prensa local tras recibir la orden.
Conocida como una de las cuatro joyas, junto a Loipa Araújo, Mirta Plá y Josefina Méndez, la profesora cubana mereció esta condecoración por sus contribuciones al arte y a las relaciones entre ambas naciones.
“Me sentí como en un sueño, pero ya hoy puse los pies en la tierra y fui a dar clases. Recibí numerosas muestras de cariño y consideración por mi labor y esfuerzo cotidiano”, reveló la artista.
Nacida en 1942 en La Habana en un entorno modesto, a los ocho años obtuvo una beca para estudiar danza, abierta para niñas de las escuelas públicas. Fue una oportunidad inesperada que Bosch aprovechó al máximo.
En 1956, cuando una bailarina se lesionó antes de una gira por la isla, Aurora aprovechó su oportunidad, sustituyéndola. A continuación, debutó con un papel en Las Sílfides. Más tarde, Alicia Alonso le pidió que participara en el ballet Giselle.
La carrera de Aurora Bosch adquirió una nueva dimensión en 1965, cuando ganó la medalla de plata y luego la de oro en 1966 en el Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria. Fue una de las cuatro bailarinas cubanas descritas como "joyas" por el gran crítico inglés Arnold Haskell. Este concurso reveló al mundo el talento de los bailarines y la calidad del ballet cubano.