La mano de una anciana en una sábana ensangrentada, sobre la tierra; la de una mujer calcinada por el fuego; la de un hombre que quedó sepultado en el lodo, rozando las botas de otro fallecido. Son manos de civiles ucranianos muertos en la guerra. Rodrigo Abd las retrató.
También fotografió a Tanya Nedashkivs’ka, de 57 años, hincada en el suelo, implorando; a bebés recién nacidos en un sótano convertido en guardería; a los hermanitos Vlad Tanyuk (6 años) y Vova (10 años) jugando sobre la tumba de su madre, enterrada en el jardín de la casa.
El fotorreportero argentino, ganador del Pulitzer, fue uno de los primeros en documentar la matanza de Bucha, tras la retirada de tropas rusas de ese suburbio cercano a Kiev, la capital de...