* Publicado originalmente en YucaByte.
Durante doce años el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) ha organizado la Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia, incluida la Conga. Un evento que, por demás, siempre me ha parecido caricaturesco. La Conga es el espacio y el momento “institucional” de expresarnos, de mostrarnos, de, ¿por qué no?, exhibirnos. De alguna manera se respeta ese momento. Pero el resto del año hay que adaptarse a las reglas, al “buen comportamiento público” y las “buenas costumbres”.
Este año la Conga se merecía que nadie fuera, como muestra del desacuerdo con respecto a la propuesta fallida de incluir el derecho al matrimonio igualitario en la Constitución de la República. El 21 de diciembre del 2018, el CENESEX alegó en su cuenta en Facebook que no había retrocesos al decir, entre las cinco razones para el Sí al voto, que el nuevo artículo 82 cambia “personas” por “cónyuges”, que bajo este concepto jurídico permite que se ubiquen cualquier tipo de relación (dos hombres, dos mujeres, una mujer y un hombre)”. Como si “personas” fuera un término en el que no caben dos hombres, dos mujeres, una mujer y un hombre. No puede ser que la propia institución que apoyó la eliminación del artículo 68 intente ahora defender unos supuestos derechos con los mismos a los que se les negó.
Por suerte, no fue necesario el plantón que se merecía la Conga. El Ministerio de Salud Pública no dio tiempo. El lunes 6 de mayo el CENESEX anunció en su cuenta de Facebook la cancelación del evento, tomando como excusa que “Las nuevas tensiones en el contexto internacional afectan de manera directa e indirecta a nuestro país y tiene impactos tangibles e intangibles en el normal desenvolvimiento de nuestra vida cotidiana y en la implementación de las políticas del Estado cubano”.
No aprendieron de lo que sucedió cinco meses atrás. Otra situación y otro contexto, la misma respuesta. La gente no necesitó más que su teléfono móvil para organizarse.
Solo unas horas después de la cancelación de la Conga, el activista Jimmy Roque, integrante de Observatorio Crítico, publicó en su cuenta de Facebook: “Hagamos nuestra propia marcha con el lema Los Derechos No se Plebiscitan”.
Al día siguiente me enviaron por Messenger una convocatoria para el sábado 11 a las 4 de la tarde en el Parque Central, Habana Vieja. Una de las convocatorias fue compartida desde la biografía de Adiel González Maimó, publicada esa mañana.
A la par, se crearon grupos por WhatsApp para darle mayor alcance al evento. Yasmanny Sánchez creó uno de ellos sin pertenecer a organización o asociación alguna. Solo para “que las personas comprendieran por qué estamos aquí hoy. Y me alegra porque también hay personas que no convoqué yo”, me dijo al comienzo de la marcha.
La articulación fue, gracias a las redes sociales, espontánea e inmediata. No se puede decir, por tanto, que la convocatoria tuviera un líder.
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En Santiago de Cuba comenzaron a organizarse de igual forma, a través de Facebook y mensajería interna, convocando a la marcha para el mismo sábado a las 9 de la mañana en la Plaza de Marte. El activista del CENESEX Manuel Lescay Céspedes publicó el miércoles 8 en su muro: “Activistas sociales LGTBI de Santiago de Cuba, nos reuniremos en una marcha a favor de la equidad y la justicia social!!!!!! En contra de la decisión de no se realizan las marchas contra la homofobia en el 2019!!!!!”
Horas más tarde, Lescay publicó el post con la cita del evento. Un post que al cierre de esta nota no aparece en su biografía.
Al día siguiente Lescay publica que no se realizará la marcha, y escribe: “seguiremos trabajando para que nuestra 12 Jornada contra la homofobia sea todo un éxito”.
Y unas horas más tarde, sin saber exactamente que sucedió, publica: “No estamos dispuestos a ofrecer ninguna entrevista e intercambio con nadie a partir de la No realización de la Marcha”.
Dos horas antes de que comenzara la marcha organizada por la ciudadanía en La Habana, el evento Marchamos creado en Facebook por Yadiel Cepero tenia 401 personas que “asistirán o están interesadas”.
Algunos activistas ya estaban publicando sobre la desaparición de Jimmy Roque y su pareja Isbel Díaz, quienes fueron detenidos horas antes de la marcha en un intento fallido de eliminar influencias. Jimmy e Isbel fueron liberados el domingo en la mañana. “Queremos felicitarnos a todxs quienes dimos muestra de capacidad de autoorganización, sin necesidad de grandes liderazgos” publicó Isbel.
Al cierre de esta nota, Yadiel Cepero no respondía a llamadas telefónicas. Su perfil de Facebook fue eliminado, así como el evento Marchamos.
Cuando la marcha llegó al final del Paseo del Prado, cuando creímos que ya todo estaba bien, cuando tuvimos la sensación no sólo de libertad, sino la certeza de que después de ese día poco importaría ya con respecto a lo que piensen, cómo lo piensen, lo que digan y cómo lo digan, pensamos llegar hasta el muro del Malecón para terminar en una foto espectacular con el background azul de La Habana. Otros seguirían hasta el Echevarría, círculo social donde el CENESEX organizó el Fiestón.
Hasta el momento solo alcanzaba a ver policías. Pero justo cuando cruzamos Prado y San Lázaro, aparecieron un coronel y un teniente coronel. La militarización del conflicto que no era conflicto hasta que llegaron ellos.
Una vez más el Estado cubano demostró una preocupación prácticamente nula con respecto a las formas empleadas. Delante de la prensa internacional y nacional, acreditada y sin acreditar presentes, arrestaron sin razones o cargos aparentes a los activistas Iliana Hernández, Boris González, Ariel Ruiz Urquiola, Oscar Casanella, y Yasmanny Sánchez Pérez.
Demostraron que no les preocupa porque creen que no les afecta. Aún.
A partir de la repercusión de la marcha comenzaron a circular en Facebook varios posts declarando al 11 de mayo como Día del Movimiento LGBTIQ cubano, como un “día histórico”, como “el Stonewall de Cuba”.
Es una de las primeras manifestaciones convocada en Cuba por la ciudadanía desde las redes sociales y la segunda movilización -recordemos el tornado de enero- que tiene su origen en el ciberespacio. Solo hace seis meses desde que tenemos 3G.
Y sí, fue un día histórico. Un día de irreverencia, de amor como respuesta a aquello que lo limita, según no sé, no entiendo, no entendemos, cuáles definiciones, cuáles valores morales, cuáles supuestos y correctos comportamientos.
El día de un beso de calma.