Cuba no es el único país que elige a su jefe de estado en elecciones indirectas, pero sí es de los pocos donde los derechos fundamentales de libre expresión han sido coartados por el sistema comunista.
Nuestro país ha sufrido por 61 años un régimen donde gobierna una sola persona con poder total sin limitaciones y con la potestad de hacer y deshacer a su antojo cuando y como quiera.
De esos 61 años, Fidel Castro fue la principal figura autoritaria por 49. Le siguió su hermano Raúl, oficialmente desde 2008 con una duración de 10 años, aunque desde 2006 y durante dos años fue presidente interino. Raúl Castro decidió poner a Díaz-Canel como presidente de la República desde el 2018 y también nombrarlo para 2021 como primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Cuba sufre un régimen totalitario, pues tiene un partido único legal (PCC), donde ejerce el poder una sola persona —Fidel o Raúl; Díaz-Canel no cuenta, es un títere “puesto a dedo”— y se anula la libertad de expresión, las ideologías y movimientos opuestos al partido único y al jefe supremo.
Y tiene que soportar una tiranía de carácter comunista donde las bondades, la flexibilidad y los derechos solo son para la clase dominante, mientras que las acciones dictatoriales son para el pueblo cubano. Que mejor prueba que el capítulo 1, artículo 5 de la constitución, donde se dice:
“El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad”.
¿Y quién elige a los dirigentes del PCC? Si esto no es tiranía reto a Bruno Rodríguez a que me lo demuestre. Estos son los puntos que al ministro de Relaciones Exteriores de Cuba no le conviene mencionar y prefiere twittear “en EE. UU se priva el derecho ciudadano a elegir, firme evidencia de la debilidad del sistema electoral”. A lo menos, su cinismo es risible ya que el sistema electoral cubano es toda una farsa.
La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado, es la que tiene potestad constituyente lo cual quiere decir que anula el poder del pueblo y legislativa (las leyes todas las controla esa institución). Siempre la ha precedido un miembro del PCC con lo cual, ¿dónde está la representación de todo el pueblo en ella cuando no todo el pueblo se siente representado por el PCC?
Siguiendo esta línea, entonces ya entenderán que, si a la Asamblea Nacional del Poder Popular se subordinan el Consejo Electoral Nacional, el Tribunal Supremo Popular, la Fiscalía General de la República y la Contraloría General de la República, ¿qué cubano “de a pie” puede elegir a otra figura presidencial que no sea la ya calculada por el PCC?
Solo el pueblo cubano tiene permitido creer que elige directamente al delegado de su circunscripción, así como de municipio y hasta de provincia. No más. Sabiendo todos que estás elecciones también se controlan por el PCC quien revisa todos los candidatos y da el visto bueno al más conveniente para la “Revolución”.
¿Acaso esto no es privación del derecho ciudadano tal cual especula Bruno Rodríguez? ¿Acaso no es debilidad del sistema electoral que no se cumpla el Artículo 88 en su inciso g de la anterior Constitución (1976) cuando se presentó el proyecto Varela en 1998?
“ARTICULO 88. La iniciativa de las leyes compete: g) a los ciudadanos. En este caso será requisito indispensable que ejerciten la iniciativa diez mil ciudadanos, por lo menos, que tengan la condición de electores”.
Se recogieron primeramente 11 200 firmas y la Asamblea Nacional armó toda una maquinaria de descrédito, persecución y anulación del derecho que la Constitución brinda a los ciudadanos cubanos. Bruno Rodríguez, ¿dime dónde están los derechos del pueblo cubano?
Fidel Castro secuestró a Cuba y a los cubanos del pasado y del presente cuando se hizo con el poder total en muy poco tiempo desde el fatal triunfo de la Revolución Cubana. Tomó el poder legislativo, constitucional, militar y económico.
Suprimió la figura de Presidente de la República y de Primer Ministro en el año 1976. La razón está muy clara: se dio cuenta que podía haber fricciones entre el Primer Ministro y el Presidente de la República tal cual ocurrió entre él (Primer Ministro) y Urrutia (primer Presidente al triunfar la Revolución). Ello representaba un peligro para sus planes de dominación.
Por tanto, los cubanos están privados del derecho a formar otros partidos y movimientos, tener otras ideologías que no comulguen con la actual. El poder está centralizado, da igual si desde el 2018 ya se reconoce la figura del Presidente de la República y del Primer Ministro, el poder continúa condensado en una sola fuerza, el PCC.
Se violan todos los derechos civiles, políticos, constitucionales, legislativos. Entonces, de qué estás hablando Bruno Rodríguez. Dile al pueblo cubano con hechos, con argumentos y con datos que todo lo aquí expuesto no existe. Cuéntale otra milonga porque tu verborrea es solo eso.