Rodney Barreto soñó en algún momento con triunfar en las canchas de baloncesto, con vestir el uniforme de la selección nacional, con hacer magia bajo los aros. Pero reservó su magia para la batería cuando se convenció de que su carrera estaba ligada completamente a ese instrumento. Su apuesta no pudo haber sido mejor. Hoy es uno de los principales bateristas cubanos y uno de los músicos jóvenes de mayor potencial de la isla.
“Mi tío, Julio Barreto, es baterista también. Ha trabajado con Xiomara Laugart Gonzalo Rubalcaba, con Chucho. Yo quería ser basquetbolista por mi papá pero al final la música fue más fuerte y ya llevó 20 años de carrera artística”.
El baterista, nacido en 1984 en La Habana, recibe a ADN CUBA en los estudios de grabación donde permanece una buena parte del día. “Uno de mis sueños es convertirme en músico de sesión de estudio. Ese es otro trabajo. En muchos lugares se estila que los grupos tienen sus músicos pero a la hora de grabar discos llaman a músicos que se dedican a eso”.
Desde su entrada en la música cubana ha colaborado con varios de los músicos y orquestas de primera línea y otros de la esfera internacional. Desde Isaac Delgado, Descemer Bueno, Pablo Milanés, Alexis Bosch, Interactivo y Elmer Ferrer. Durante una gira por Puerto Rico fue invitado por Eduardo Cabra, de Calle 13, para grabar un tema en el disco Multiviral, del grupo boricua.
“En el disco Multiviral de Calle 13 grabé una canción. Casualmente estaba en Puerto Rico con Omara Portuondo y me invitaron a participar”, recuerda el baterista que ha sido nominado en tres ocasiones a los Grammy, una con Omara y el resto con Chucho Valdés.
Con Chucho llegó a ganar un Grammy por el disco Live in Marciac. Su triunfo, reconoce, es producto de su dedicación a la batería y a la música. Para él todo se trata de fuerza e interés que le imprime a lo que hace. “Un músico debe tener el mismo entrenamiento que un deportista”, afirma.
Una de los momentos más difíciles que ha pasado durante su carrera ocurrió durante una gira internacional con la cantante Diana Fuentes. “Tuve un problema en las manos y me operaron. Me pasé dos meses sin tocar. Fue un percance muy duro”, dice el baterista que ganó en 2010 el Premio Cubadisco por “Drums La Habana”.
Uno de sus discos es “Drummer negrito”, que recoge las diferentes conexiones de la música cubana. “Para mí este disco registra toda la influencia de la música africana y española en la música cubana, que ha creado un estilo muy particular con marcas en el mundo entero”.
El baterista se ha acoplado al ritmo de las redes sociales y a los nuevos escenarios digitales en los que se desenvuelve la música y los músicos. “Tienes que darte a conocer en las redes sociales. No puedes renegar de estas plataformas porque entonces no te van a ver. Todas estas experiencias nuevas me han venido muy bien y me han abierto el espectro y la visión para entender cómo está funcionado el mundo ahora. Lo que quiero es que mi música se quede en las redes y siga circulando. La música es todo mi apoyo”.