Cubano Erick Hernández pulveriza récord Guinness de toques seguidos

El exfutbolista cubano Erick Hernández, múltiple recordista mundial de los Guinnes, pulverizó este 6 de abril el récord de toques seguidos, con 67 mil en más de 12 horas, según fuentes especializadas.

Hernández dio 92 toques por minutos y superó las 12 horas y seis minutos dando patadas a la esférica, con lo cual se fue por encima del récord mundial anterior, que estaba en poder del iraní Saeid Momivand, con 12 horas exactas.

“Este récord demanda una preparación muy rigurosa y una disciplina tremenda con el entrenamiento. En realidad, el trabajo para lograrlo comienza mucho tiempo antes de esas 12 horas: exige muchas más de preparación”, dijo el exfutbolista al medio Jit.

El cubano también manifestó que el arranque fue lo más difícil para él, pero que luego fue fácil mantenerse medio día dando toque a un balón de pie.

"Es un récord que gasta mucho a los atletas, pero este era el más apto para poder intentarlo y al final todo salió satisfactoriamente para el atleta”, detalló el árbitro cubano Adrián Pérez.

La marca, recién conseguida en el Hotel Copacabana, todavía no ha sido reconocida por Guinnes, pero se espera que se concrete en los próximos meses.

En noviembre de 2023 el exfutbolista cubano Erick Hernández sumó un nuevo récord Guinnes al tocar 348 veces el balón con la cabeza durante un minuto y superó así 7 la marca del chino Gao Chong.

Hernández es dueño también del récord mundial con más toques a un balón suspendido en el aire durante 1 hora, con un total de 12 237.

Su palmarés incluye el récord mundial de dominio del balón al mantenerlo durante 3 horas y 4 minutos sentado en el piso y con 1,5 kilogramos de peso atados en cada tobillo.

Conocido como "El Dominador", Hernández cuenta con varios récords Guinness homologados: en 2005, por tocar la pelota 319 veces en un minuto con la cabeza, y en 2009, por controlar el balón con los muslos durante 1 hora y 28 minutos.

Hernández comenzó a practicar la modalidad del dominio del balón en 1994, una tradición que practicó primero su hermano Douglas, precursor de la especialidad en Cuba.