Arnaldo Tamayo: Objeto Volador No Identificado en Twitter

Posiblemente a los soviéticos se les olvidó despresurizar a Arnaldo Tamayo cuando la nave regresó a la tierra, o Romanenko no le pegó en las manos, sino en la cabeza, provocándole daño cerebral
Arnaldo Tamayo: Objeto Volador No Identificado en Twitter
 

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Posiblemente a los soviéticos se les olvidó despresurizarlo cuando la nave regresó a la tierra, o Yuri Romanenko no le pegó en las manos, sino en la cabeza, provocándole daño cerebral, pero el cosmonauta Arnaldo Tamayo Méndez parece haber entrado nuevamente en órbita gracias a la aplicación Twitter, esa que tanto daño hace a la plana mayor del gobierno cubano.

Tal vez las redes sociales hayan despertado en el astronauta guantanamero cierta ingravidez mental, o simplemente se ha puesto a la par de los tiempos que corren, y se ha lanzado a insultar, en nombre de la revolución, a todo ser vivo que aparezca en su horizonte. Y lo hace como si la campaña de alfabetización no hubiera sucedido nunca, o que hubiera ocurrido en los momentos en los que él volaba sobre la tierra, porque su ortografía parece de otros mundos remotos.



Resulta curioso que un cosmonauta cubano no tenga en tierra más contenido de trabajo que insultar. Eso me hace sospechar que tampoco en la estratósfera tenía más ocupación y objetivos que la de figurar en su condición de raza y origen, un cupo que la hermana Unión Soviética llenó con Cuba como se le da un caramelo a una foca.

Pero da grima y vergüenza que un cubano que ha llegado, por obra y gracia del entusiasmo y la misericordia del campo socialista, más alto que ningún otro, y que por ello haya sido galardonado con la orden de héroe nacional, no tenga otra misión en la vida que insultar, denostar, barruntar y fajarse con otros cubanos que no piensan igual del sistema que él defiende, en lugar de estar rodando escuela tras escuela, cuadra por cuadra y barrio tras barrio, contándole a los niños lo bien que está uno allá en el cosmos, alimentándose de pastillitas de colores y alejado de pancartas envejecidas y del ruido del reguetón, para que al menos escapen unos instantes de la horrible realidad que rodea a todos en la isla desde hace sesenta largos y terrícolas años.

También es muy curioso que el astronauta tropical se estrenara en Twitter casi en los mismos días en que una maestra saludara el inicio del curso escolar delante de una pizarra donde aparecía la palabra “Bienbenidos”.  Es posible que esa falta de ortografía garrafal haya encendido alguna chispa en las células cósmicas de Tamayo, que se quitó de inmediato la escafandra para pelear mejor contra los — según su propia prosapia— “gusanotes anticubanos”, pertenecientes a “la gusanera anticubana, apátrida y putrefacta.

 

 

No me extrañaría si Arnaldo Tamayo Méndez no actuara por iniciativa propia y que forme parte de un grupo de luchadores revolucionarios dispuestos a batallar en el mundo cibernético contra lo que ellos llaman “Los nuevos mercenarios en redes” que “también serán aplastados”. O le han dado a escoger: ir a la agricultura o aplastar gusanos internautas.

Y así, sin la protección de la nave, cosmonauta en tierra desolada, el héroe guantanamero ha hecho el ridículo y se ha buscado respuestas como la del tuitero que le respondió: Señor cosmonauta, le sugiero q se lleve a Raúl al espacio porque en Cuba casi todos lo odian”.



Otros, como el periodista Mario J. Pentón, sacaron la cara por los cubanos que nos avergonzamos de la vileza de estos nuevos representantes de la dictadura cuando le ripostó: “Dios... y pensar que a este personaje tan soez lo ponen como ejemplo a seguir en las clases a los niños de primaria en Cuba”.

Como nuevo mambí sideral Arnaldo Tamayo metió el cuerpo además defendiendo personalmente a Raúl Castro, a Díaz-Canel y hasta al ministro de Exteriores Bruno Rodríguez, a quien muestra como un producto de una paternidad múltiple con estas palabras: “Bruno también es hijo de José Martí, Maceo, Fidel”.

Con estas desacertadas intervenciones públicas que ya se han vuelto virales, Arnaldo Tamayo Méndez, otrora viajero del espacio, se hunde en lo más bajo de la ardiente tierra que lo vio nacer y desaprender el idioma, y resulta una figura risible y vergonzante en su nuevo viaje a otros espacios. Como un OVNI fabricado en los carnavales de Guantánamo, un Objeto Volador No Identificado que parece vivir en otro planeta.


*Este es un artículo de opinión. Los criterios que contiene son responsabilidad exclusiva de su autor, y no representan necesariamente la opinión editorial de ADN CUBA.

 

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.

 

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