Estafas (especiales) para mayores de 65 años

Por una parte idean "ayudas" en Cuba para los ancianos, pero por otra demuestran que el sistema es incapaz de funcionar bien incluso en su pretendido humanismo
Cartel de culto al mal trabajo
 

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Quizás no se trate de atracos muy bien pensados, ni a mano armada, pero lo cierto es que muchos usuarios denuncian diariamente -y desde sus casas, las que constituyen nuevo puesto laboral y de combate continuado- cualquier argucia o trampa fácilmente desmontable que pretenda hacer valer quienes trabajan mal, lo sean exprofeso, por desconocimiento, pura desidia, o muestra de chapucería nacional.

Así lo han patentado, por ejemplo, dos usuarios que no clasifican en ese rango de edad tercera del título, obviamente, porque no suele encontrase a viejitos interactuando en las redes o haciendo encargos electrónicos –impensables para todos apenas un lustro atrás—, compras que nunca arriban a la orden prevista, como debajo se explica, pero los afectados indirectos y finales, por ende los más dañados, son humanos longevos, con quienes se convive y a quienes debía preservárseles saludables con tales adquisiciones.

La usuaria Nilzer García, empleada del Banco Metropolitano en La Habana, hizo público sus tropiezos personales para recibir una mercancía previa transacción electrónica que siquiera se reportó: 

“Buenos días. Realmente no son buenos días, gracias a la ineficiencia de la corporación CIMEX y sus tiendas virtuales. En la noche de ayer 25 de abril realicé una compra, la que fue cobrada y lógicamente debitado el importe de la tarjeta. Pero nunca se generó el ticket de compra, de hecho, ni siquiera entró el SMS de transfermóvil, me doy cuenta porque consulté mis operaciones. Luego realizo nuevamente la compra, esta vez eliminando un producto, pues ya no me alcanzaba el dinero... y vuelve a ocurrir lo mismo y debitan el importe. Ahora no tengo ni compra realizada ni dinero. Ya es demasiado el mal trabajo, crean esto sin tener una infraestructura que soporte la avalancha de solicitudes, cosa que se sabía que ocurriría, pues la personas ven en esto una posibilidad de comprar sin riesgos y resulta que no te contagias de la COVID-19, pero te quedas sin dinero y sin comida. Es un abuso lo que tienen con uno, deberían cerrar estas tiendas que, en vez de resolver, lo que hacen es generar más estrés al pueblo.

Ni siquiera se toman el trabajo de resolver estos problemas de forma inmediata, como debería ser, parece que no se acaban de enterar que el pueblo de Cuba cuenta con cada peso y no se puede dar el lujo de tener el dinero dando vueltas en el aire. Conozco personas a las que les ocurrió esto hace más de una semana y aún no les devuelven el dinero. Pero sólo resta esperar porque nadie escucha ni nadie hace. Aquí sí no te mata el coronavirus te mueres del disgusto y de impotencia ante tanto mal trabajo. Y otra cosa, ETECSA no se escapa de esta, que tiene buena parte de responsabilidad”.

 

Prueba de que Nilzer convive con adultos mayores expuestos a tan grosero tratamiento, lo revela en su siguiente post del pasado domingo

“Y sigo... porque ya está bueno de aguantar que se hagan mal las cosas, esta es la bolsa de viandas para mayores de 65 años, muy buena la idea, pero a quién se le ocurre dejar que ocurran estas cosas. Resulta que no hay alimentos y se dan el lujo de permitir que pase esto. No se dan cuenta que si dejan estos productos en bolsas plásticas y con estos calores, se pudren las viandas. Es cumplir metas por cumplir, da igual la calidad y la eficiencia. Y que conste que no es culpa de los bodegueros”.

Los alimentos destinados a los ancianos, a pesar de la deferencia que especialmente hoy le dedican en forma de cuota extra, terminan por erigirse en amenazas enemigas.

Desde el centro de la isla, el usuario Antonio Santaya, sicólogo de profesión, se indigna justificadamente por el robo descarado en precios de un sirope de refresco vendido a 24 pesos (MN) más que el precio original que muestra la factura oficial, en algunos establecimientos al azar: 

“Voy a tratar de explicar esto. Porque yo no lo entiendo. En Caibarién, Villa Clara, vino por la libreta de abastecimiento un pomo de concentrado de naranja… Para los abuelitos mayores de 65 años. En algunas bodegas a seis pesos. Está bien. Pero en otras, a 30 pesos el mismo producto, ¿por qué? si son de la misma fábrica, la misma cantidad y las mismas bodegas y la misma Empresa ‘solidaria y humanista’. Fui a la empresa a quejarme y el bla bla bla. Lo mismo de siempre.

Después se la pasan criticando las locuras de otros lugares. ¿Las locuras de acá no las ven? Porque son bastantes. ¿O están bien locos aquí? Que me disculpen mis amigos de Facebook. Pero yo tengo dos ojos. Con uno veo lo bueno y con el otro lo malo. Y recuerdo a mucha gente que en mi página escribo lo que yo entienda. Y allí voy... Que locos son algunos dirigentes de Cuba. El tiempo que dediquen a criticar a otros, dedíquenlo a chequear las chapucerías. Además, a 30 pesos está muy caro para personas ancianas que a veces no tienen ni leche para desayunar. Gústele a quien le guste, es la purísima realidad. Ahora no me vengan con que estas, bla bla bla, que yo no estoy para cuentos de la buena Pipa”.

Aclaro que por tendencias escriturales y de la expresión pública, he debido editar, sin faltar al contenido ni al sentido original del denunciante, el texto anterior, y en grado menor, los de la primera persona.

Ambos nos dan una idea desfalleciente de lo que ocurre al interior de Cuba, sobre lo concerniente al comercio de cualquier índole, afectado hoy en grado sumo por las ineficiencias, más el abuso en el intercambio virtual y real que se deshace, ante nuestros ojos impávidos, en lugar de recomponerse.

 

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