Cubanos denuncian que los primeros revendedores y corruptos son los policías

Desde el comienzo de la “ofensiva” contra los coleros, hace dos semanas, los medios oficialistas han rechazado reconocer las situaciones de violencia policial que tienen lugar en las frecuentes colas.
Policía en una cola
 

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Varios cubanos entrevistados por Radio Televisión Martí denunciaron este miércoles que los policías de la Isla actúan como corruptos y revendedores, aun en medio de la campaña del régimen contra coleros y supuestos acaparadores.

Desde el comienzo de la “ofensiva” contra los coleros, hace dos semanas, los medios de comunicación oficialistas han señalado a los propios cubanos como responsables del desabastecimiento y han rechazado reconocer las situaciones de violencia policial que tienen lugar en las frecuentes colas.

Tras la detección de los primeros casos de coronavirus en la Isla, el pasado 11 de marzo, las colas para comprar alimentos y otros productos indispensables se agudizaron, aun cuando el sentido común indicaba que debían evitarse las aglomeraciones para impedir los contagios por COVID-19.

Sin embargo, el grave desabastecimiento de productos alimenticios no les ha dejado más remedio a los cubanos que participar en las colas. En ese contexto, el régimen lanzó su campaña contra los coleros, en lugar de centrarse en paliar los efectos de la escasez.

El cuentapropista Confesor Verdecia, de la comunidad El Cocal, en Mayarí (Holguín), contó a Radio Televisión Martí que en los últimos cuatro meses en su localidad las autoridades solo han vendido pollo y aceite en tres ocasiones. Pero las ventas ni siquiera han alcanzado para abastecer a una comunidad de 7000 habitantes.

“La semana pasada llegó un camión cargado con champú y jabón de producción nacional, que sería vendido al precio de 40 y 15 pesos respectivamente en moneda nacional pero el número diez de la cola no alcanzó”, aseguró Verdecia al medio basado en Miami.

Aunque los policías eran los responsables de “cuidar” las colas, “días después revendedores en el mercado negro estaban ofreciendo los productos”, se quejó el entrevistado.

Por su parte, la holguinera Teresa Miranda Céspedes denunció que en el poblado de Guaro, los agentes de la PNR aprovecharon la venta de pollo para favorecer a sus compromisos personales.

“Los residentes protestaron y todo el mundo se tiró para tratar de entrar a la tienda”, contó la entrevistada. Según ella, la cerca que protege el establecimiento fue derribada y muchas personas recibieron golpes.  

Por otro lado, en el centro de Cuba, específicamente en la ciudad de Sancti Spíritus, habría una red de malversadores que incluye a policías y funcionarios de Comercio, así como a los propios revendedores. “Todas las personas conocen esta situación y nadie le pone frenos”, denunció ante Radio Televisión Martí la espirituana Yanela Lucia Reyes.

“Mientras estamos en las colas bajo el sol, bajo agua, los policías están sacando la comida por detrás”, se quejó.

Para el trabajador privado Yoel Espinosa Medrano, de Santa Clara, es penosa la actitud de las autoridades y otras personas confabuladas que lucran con el hambre de los cubanos.

“Los corruptos no son únicamente los policías, también hay miembros de otros departamentos del Ministerio del Interior, de las Fuerzas Armadas y funcionarios públicos”, dijo.

 

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