“Nos mataron a traición”: Rotilla, un festival secuestrado en Cuba

En el 2011, cuando arribábamos a la edición de la mala suerte (No.13) el festival fue “robado”.
 

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Siendo aún más joven decidí integrarme a un grupo productor y promotor de arte joven llamado MatraKa Producciones (MTK) lo que considero una de las decisiones más sabias y lindas que he tomado en mi vida. Nos encargábamos de gestionar fondos para crear y organizar eventos culturales, con la pretensión de ofrecer a la juventud, de la que estaba rodeada en aquel momento, una zona de esparcimiento con una visión contemporánea, renovada, a tono con el desarrollo de la vida cultural internacional.

Este deseo – necesidad emergió del vacío que sufríamos los, en aquel entonces contables, seguidores del arte de vanguardia: Música Electrónica, Hip Hop, Danza Contemporánea, Performance, Audiovisuales, fiestas nocturnas, espacios públicos y una imagen que hablara con frescura al público. Queríamos tener un lugar en el que se respirara libertad, así como oxígeno, en el que pudiéramos ser, estar y aportar a nuestra sociedad desde un espacio que había desocupado.

Seguro pensamos también en cambiar el contexto cultural de Cuba y hasta lo sentimos posible. Mas les aseguro que fue una intención secundaria, nacida justamente por la negativa a la sinceridad de nuestra propuesta.

El evento de mayor impacto sin dudas fue Rotilla, un festival que llegó a tener una afluencia, según cifras oficiales, de 20 000 personas. ¡20 000! ¿Les parece poco? A nosotros nos asustó, nos excitó, nos hizo creer que era posible, en Cuba, ser feliz.

Rotilla era un festival de Música Electrónica que fue atrayendo cada año a más jóvenes en busca de “Aire Libre”[1], de diversión, de diversidad, de amigos, de una aventura que contar sobre sus vacaciones. Aprovechando las ventajas de Isla Tropical que ofrece nuestra privilegiada ubicación caribeña, nació en una pequeña playa del este de la capital que le dio nombre. Más tarde se trasladó a playa Jibacoa y allí, durante 3 largos (para los organizadores) días y noches de un fin de semana de agosto se daba el acontecimiento.

Llegábamos al terreno 2 días antes del evento para montar los escenarios, que llegaron a ser 6, cada uno con características particulares, limpiar la playa, fumigar, abrir la desembocadura del río!!, organizar la logística que fue creciendo a gran velocidad cada año. Nos quedábamos hasta recoger el área y regresábamos días después hasta asegurarnos que las entidades de limpieza asistieran con maquinarias a higienizar la playa. Con la colaboración de amigos, grupos comunitarios voluntarios, un pequeño pero eficiente equipo de seguridad, la disposición gratuita de los artistas que convocábamos, y un grupo fiel de seguidores logramos construir uno de los eventos que más impacto ha logrado tener en la juventud cubana.

Venía público de todas las provincias, intentamos convocar a los DJ’s más jóvenes y siempre reservar un espacio para todos. El festival tomó connotación internacional con la asistencia de artistas de Venezuela, Inglaterra y Brasil. Agregamos otros géneros musicales, el Hip Hop se lució entonces. En las tarimas de Rotilla se dieron conciertos multitudinarios y únicos, otros perdidos por el camino no lograron llegar. Los acuerdos con los artistas siempre fueron gratuitos, les garantizábamos alimentación, transporte y estancia en un salón VIP que habilitábamos para su confort. Nuestra condición de “independientes” no nos daba oportunidad de pagarles por sus presentaciones, pero fue gratificante hacerlos sentir en su espacio, ofrecerles a todos lo mismo, regalarles algo diferente y saber que valía la pena.

El crecimiento de Rotilla se comenzó a ver ya en el 2008, pero el año determinante fue el 2009, convocamos a una conferencia de prensa, así mismo, siendo nosotros, a nombre propio, sin instituciones ni representantes. Fuimos el primer proyecto independiente que se atrevía a esto, aunque no teníamos la noción de que lo hacíamos. Prensa nacional e internacional, prensa plana, digital, artistas, organizadores, “¡todos, todos los involucrados escuchen nuestra propuesta, participen, vengan!”.

Imposible olvidar el momento en el que entendimos que la fila de jóvenes que entraban a acomodarse en la playa era interminable, nuestras miradas, nuestra complicidad, nuestra fuerza. Dormíamos apenas 2 horas en más de 72 horas de trabajo duro, la adrenalina y la Redbull nos mantenían despiertos. La responsabilidad pasa de ser solamente que los artistas lleguen en hora a escena. Hay mucho público reclamándote, personas que beberán y convivirán en un mismo espacio por más de 24 horas gracias a tu idea.

Rotilla fue afortunado, los índices de violencia fueron nimios, las complicaciones del público fueron por la ingestión de bebidas alcohólicas y la falta de alimentación: exceso de fiesta. Santa Cruz del Norte se quedaba desabastecida por completo, en 3 días, todos los comercios colindantes, particulares y estatales, superaban por mucho las ventas del año entero. Pero nada de lo que podía ser bueno fue bien recibido. En el 2011, cuando arribábamos a la edición de la mala suerte (No.13) el festival fue “robado[2].

Con un poco de ingenuidad real y más seguridad en que no podían eliminar algo tan grande, creímos que tendría cabida la tregua de diálogo y tolerancia solicitada por las autoridades. Comenzaron las conversaciones en busca de conciliaciones sobre el programa artístico, nosotros cedimos, claro que cedimos y razonamos con los artistas más vulnerables, los “peligrosos”, los que no tenían más lugar que Rotilla para dejarse ver. Los primeros fueron OMNI Zona Franca: “amigos, nos pasa esto… no queremos perder el evento… nos dicen que ustedes no… no queremos que no estén… solo que no van a poder presentarse, sean parte del equipo de filmación, al menos por esta vez, que ustedes creen??”. Estaban acostumbrados, no los tomó por sorpresa, seguimos siendo equipo, pienso yo, a pesar de las circunstancias. Más tarde Los Aldeanos, más que estrellas, un grupo simbólico, imposible censurarlos, queríamos asistir a un concierto de La Aldea, escucharlos, gritar sus coros. Quizás Aldo no recuerde, ojalá y no: “Aldo, canten hasta quedar roncos, todo el tiempo es de ustedes, lo que quisiéramos sugerirles es que eviten los speech entre temas, eso es lo que más les molesta, estamos tratando de ganar un espacio, que tú crees??”. Aldo comprensivo, callado e inconforme aceptó, nosotros censuradores.

 

Ello no fue suficiente, tuvimos que camuflarlos: “no van a estar en el programa, el concierto de ustedes será iniciado por Silvito El Libre que los presentará como sus invitados, es lo único que podemos hacer para lograr nuestro objetivo, hagámoslo así o nos lo tumban todo”. Así, durante 3 años La Aldea rapeó ante la mayor cantidad de público que han tenido delante. Espero que primen los buenos recuerdos.

Cuando más experiencia estábamos ganando como organizadores y nuestro compromiso superaba la obligación de conformar una excelente propuesta artística; cuando confiábamos en que los discursos de cambio proclamados serían llevados a la práctica y en que nuestra gestión había sido disciplinada, nos mataron a traición.

Los planes del festival futuro perfeccionaban y renovaban las campañas sociales y de bien público que hasta entonces habíamos ejecutado: “Porque Amo Cuba”, “Estar Aquí”, “EcoRotilla”, “Dale Paso al Atraso”. Las realizamos con los artistas para convertirlos en voceros de mensajes positivos: evitar el acoso a las mujeres, el abuso de la ingestión de bebidas y sustancias tóxicas, que eran problemas que podían perjudicar la armonía de la fiesta y la salud de los asistentes; promover la diversión con responsabilidad, el respeto a la diversidad e individualidad. Queríamos incentivar la cultura del cuidado al ecosistema, ubicar en la playa cestos de basura señalizados para materia orgánica y reciclable y educar al público, todos jóvenes encargados del bienestar social y del progreso de una nación que ya iba en declive. Queríamos gestionar la colocación de baños públicos, un mejor abastecimiento alimenticio y de transporte. Soñamos hasta con montar un escenario en el mar. Algunos planes se realizaron, ciertamente otros serían muy difíciles de conseguir, pero quien quita que ya hoy no hubieran sido realizados.

¿Qué han hecho ellos…?

Mala organización, mal diseño del programa, no cumplía las expectativas de la demanda de la juventud, no era un proyecto gubernamental, los fondos de producción eran dudosos, quizá alguna otra escusa improbable. Valga recalcar que todo lo hacíamos con consentimiento del Gobierno Provincial y el resto de las autoridades, ¿Cómo esconder un acontecimiento así? En un chasquido de dedos Rotilla Festival no nos pertenecía. Desde ahora sería organizado por “especialistas”, por “cuadros”, por hombres y mujeres sin sentido de pertenencia, sin buenas intenciones, sin gusto por la cultura alternativa, sin amor por los jóvenes, sin interés, sin objetivos.

MatraKa Producciones convocó a una conferencia a la que acudieron solo unos pocos medios de prensa extranjeros, esta vez fue controlada por la Seguridad del Estado desde los bajos de la sede. Firmamos una denuncia en la que cancelábamos nuestro evento, exigíamos respuestas y los consensos prometidos y avisábamos sobre la próxima demanda por robo de identidad al gobierno cubano. Explicamos nuestros hechos, la vulgar forma en que nos informaron que el festival sería organizado ese año desde sus instituciones. Solicitamos apoyo desde Internet, se realizaron documentales[3] sobre los hechos. No hubo respuestas, no hubo respeto, no tuvieron palabra, lo único que les sobró fue poder.

Divide y vencerás. Fue triste y frustrante ver como algunos artistas nos juzgaron, dieron la espalda, y se integraron a la nueva propuesta a pesar de que fuimos los únicos que, por respeto y en busca de reciprocidad, nos detuvimos a darles una explicación. Intentamos justificar sus actitudes con carencias, pues ahora serían pagados por sus actuaciones, pero los principios no tienen precio. Intentamos justificar su vulnerabilidad con el hambre, del ego hambriento, de público, pero la vergüenza merece sacrificios.

Muchos de los que antes pedían un espacio en Rotilla, que iniciaron sus carreras en Rotilla y en otros eventos organizados por MTK, no solo asistieron al falso festival, si no que hablaron ante las cámaras para la TV Nacional como si aquel plagio fuera la mejor idea que el Ministerio de Cultura había preparado para la juventud en ese verano. Otros fueron engañados y fueron pensando que asistían al famoso festival y agradecieron a Rotilla en la escena fraudulenta, estos no nos conocían. No guardamos rencor, se llama decepción.

Fue el público lo más fiel que tuvimos, gracias a ellos y a los artistas que nos respondieron, deseo que les haya ido muy bien en sus carreras, como pudimos, seguimos apoyándolos y trabajando en otros eventos de impacto y gran audiencia que hoy tampoco existen. Estos vacíos no han sido sustituidos. La música electrónica con más suerte y menos comprometimiento social ha ganado terreno ocasionalmente de la mano de proyectos que se esfuerzan por permanecer respirando. El Hip Hop y otras manifestaciones de arte comprometido con la libertad de expresión hoy carecen de vida pública.

MatraKa Producciones es un fantasma, sus fundadores se diseminaron en vidas enfocadas en proyectos más personales. Ahora con experiencia para producir en equipo y con la satisfacción de haber regalado a una parte de nuestra generación momentos inolvidables.

Con voluntad y más que contratiempos, “contrapersonas”, sigo la lucha por mi espacio y derecho en Cuba. “Porque Amo Cuba Estoy Aquí[4], y tengo la certeza de que está muy cerca el día en que los jóvenes tomen el control de la sociedad y la hagan próspera, saludable y feliz.

 


[1](2009) Documental. Realizadora Sandra Cordero. Concebido con la intención marcada de documentar lo acontecido en la Novena Edición del Festival Rotilla. La obra terminada excede el propósito de meramente narrar de forma lineal los pormenores del festival, sino que se adentra en la esencia del “fenómeno” Rotilla al mostrar explícitamente los puntos de vista y opiniones de sus participantes. Además documenta de manera fresca, amena y contemporánea el entorno de tolerancia, libertad y pluralidad generado en relación con la celebración del evento.

[2]Quitar a una persona algo que le pertenece con ánimo de lucro, por medio de la violencia o la intimidación o utilizando la fuerza. Quitar de una cosa algo que forma parte de ella. Atraer la atención o los sentimientos de una persona, en contra de su voluntad o por medio del engaño. (Cuba, México, Nicaragua, El Salvador) Retener a una persona por la fuerza y en contra de su voluntad, con el fin de exigir dinero o el cumplimiento de determinadas condiciones a cambio de su libertad. (Sinónimo: Secuestro.)

[3]MTK Producciones: Doc. Azul. (2012) De: Sandra Cordero y Hanny Marín. En la 13 Edición de Rotilla Festival el Ministerio de Cultura de Cuba (MINCULT) junto a otras instituciones del gobierno, se apoderan del espacio y la fecha convocada por sus legítimos realizadores, violando así los derechos de autor y su identidad. Registra los acontecimientos de “Rotilla Edición Robada” con entrevistas a organizadores, artistas e intelectuales, intervenciones de representantes del gobierno y el público.

[4]Campaña que conceptualizó a Rotilla Festival en su 12 Edición para proponer a la juventud la búsqueda de razones que la hicieran permanecer en Cuba.

 

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