Artista cubana Tania Bruguera presenta su obra en el MoMA

Dos décadas después de ser suspendida en la Séptima Bienal de La Habana en el año 2000, la instalación "Untitled (Havana, 2000)", de la artista cubana Tania Bruguera, se muestra ya en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.

 

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Dos décadas después de ser suspendida en la Séptima Bienal de La Habana en el año 2000, la instalación "Untitled (Havana, 2000)", de la artista cubana Tania Bruguera, se muestra ya en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.

La obra que combina performances en vivo y proyecciones de videos en los que aparece Fidel Castro, fue censurada en Cuba por incluir hombres desnudos, junto a un corto que habla de "los fusilados" por la Revolución. Bruguera, no obstante, desmiente que el verdadero motivo de la censura haya sido el desnudo.
"La obra se creó para la Bienal de La Habana del año 2000 cuya divisa era 'Uno más cerca del otro'. Me centré en la diferencia entre los discursos de la vulnerabilidad creados desde el poder, y los creados desde los cuerpos vulnerables de los ciudadanos sin poder y sin derechos", señaló la artista en una entrevista telefónica con Efe.

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"La verdadera razón de la censura no son los cuerpos desnudos, que apenas se veían, sino el mensaje de la obra y su connotación en un lugar donde se asesinaron prisioneros de conciencia", explica Bruguera, en referencia a la fortaleza de La Cabaña, donde, en sus primeros años, la Revolución fusiló a algunos detractores sin que mediará un proceso judicial.

La instalación de Bruguera para la bienal de aquel año 2000 se montó precisamente en La Cabaña, ubicada en la entrada del puerto de La Habana, pero fue clausurada por las instituciones culturales cubanas, tal como recordó la creadora, de gran prestigio internacional y que vive en Cuba donde ha fundado el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR).
Los niveles inferiores de La Cabaña se usaron desde la época colonial para encarcelar, torturar y asesinar a presos políticos. El Che Guevara usó el fuerte como prisión militar durante la Revolución Cubana en 1959.

La artista cubana utiliza el performance a veces extremas como un medio para interrogar las relaciones de poder y control, particularmente con respecto a la historia de Cuba. Untitled (Havana 2000), un trabajo fundamental en la carrera de Bruguera, fue adquirido en el 2015 por el MoMA.
Para presenciar esta obra, el público debe hacer fila como "algo que no solo es parte de la cultura del cubano postrevolución, sino también involucra el sentido de la espera, de la desproporción del sacrificio necesario para obtener algo como puede ser el pan de cada día", según explicó la artista.

Dentro de un túnel oscuro, la caña de azúcar aplastada se acumula hasta varias pulgadas en el piso. El olor agridulce de la caña de azúcar en fermentación es omnipresente. Al final del largo espacio, hay una luz brillante que se origina en un pequeño monitor de televisión, que colgando del techo, muestra un video en blanco y negro del dictador cubano Fidel Castro.

"Quisiera que la gente pudiera sentir, a través de su experiencia en la obra, el peligro que implica dejar la responsabilidad de nuestras sociedades a políticos carismáticos y las consecuencias de reducir las complejidades sociales a categorías como bueno o malo", añadió Bruguera, creadora de la performance "El susurro de Tatlin #6", también censurada en Cuba.

"Quisiera que la gente entienda de forma visceral lo que se siente cuando una pierde los derechos humanos, sobretodo ahora que los discursos nacionalistas se están imponiendo. Quisiera que la gente de esos países que se llaman democráticos sepan que no son inmunes al autoritarismo y a las dictaduras", dijo.

"Un día podremos llegar a la Plaza de la Revolución, o Plaza Cívica, como cada uno le quiera decir, para que desde la explanada cualquier cubano pueda decir lo que piensa sin miedo. Ese será el monumento vivo a la libertad de expresión y se hará algún día en Cuba”, afirmó.
Sobre la situación actual de la isla observa que hay un "vacío de poder que crea mucha confusión" y se ha suscitado "un juego de espejos que se puede virar en cualquier momento".
La exhibición de la instalación en el MoMA va de la mano de un ciclo de cine cubano con filmes censurados en la isla, de diferentes épocas, como los documentales "PM" (1961), de Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera; "Seres extravagantes" (2004), de Manuel Zayas; y "Nadie" (2017), de Miguel Coyula; además de la ficción "Santa y Andrés" (2016), de Carlos Lechuga.

 

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